martes, 22 de marzo de 2011

El Gordito inventa el quiebro (I)

Cite en corto para banderillas de frente La Lidia 19-11-1893)Cite en corto para banderillas de frente (La Lidia 19-11-1893)

Se ha dicho, incluso por conspicuos aficionados que el par que mejor define al matador en el tercio de banderillas es el par de frente y personalmente, creo que no es cierto.

Es verdad que el par de frente (andarle al toro para iniciar el cuarteo muy en corto, lo más cerca posible de la cara del toro) y en el que era especialista Antonio Fuentes (sobre el que habrá que volver) es una de las formas más bellas de ejecutar esta suerte.

Antonio Fuentes citando a banderillas 001Antonio Fuentes, muy elegante, citando en corto (Madrid, 1905)

Pero pese a toda su importancia, hay que reconocer que no es un par privativo de los matadores de toros sino que ha sido practicada con éxito por los más notables peones de brega (Y aquí mi recuerdo emocionado a Manolo Montoliú a quien mejor se lo vi realizar).

montoliuManolo Montoliú, muy elegante, citando en corto

Por el contrario, el par quiebro y, en particular, el par al quiebro en los medios de la plaza (que es hoy una suerte olvidada y en desuso) ha sido patrimonio exclusivo de los matadores de toros cuando han cogido los garapullos. Lo dice Gregoria Corrochano en “Cuando suena el clarín”:

Quiebro Texto Corrochano Cuando suena el clarín 001

Luis Miguel Dominguin Quiebro en tablas (Cuando suena el clarin) 001Luís Miguel, como maestro, citando al quiebro (sólo que al hilo de las tablas)

Marquez banderillas 2 VIRADA blogAntonio Márquez ejecutando el quiebro en tablas (Foto Vaquero. Archivo Ragel)

Los aficionados que somos en el fondo un tanto “especiales” hemos conseguido a fuerza de reprobaciones y no dar importancia a las cosas que la tienen, que los matadores abandonen las banderillas cuando alcanzan una mínima categoría y reconocimiento en su profesión. No les compensa.

Es habitual que matadores que empiezan su andadura en el toreo cuidando los tres tercios acaban abandonando la práctica del segundo. Primero, por la nefasta manía del público de exigir al torero que banderillea que lo haga en todos los toros, se presten o no. Segundo, porque parece que el torero banderillero tiene menor categoría profesional que el que se centra exclusivamente en capote y muleta. Tercero, en mi opinión, porque al toro que se va a banderillear por el matador hay que picarlo menos, hay que dejárselo más entero (más “crudo”) para que el tercio de banderillas sea más lucido, lo que va en detrimento de la limpieza y templanza del posterior toreo de muleta, hoy excesivamente omnipresente, lo que luego no se perdona. Y cuarto, y sobre todo porque el público, salvo casos excepcionales de matadores muy espectaculares en este tercio (Fandi, Esplá, etc.) no le da importancia a la suerte cuando la ejecuta el matador.

espla1Espectacular en banderillas por su maestría: Luís Francisco Esplá

2009-04-30-ElFandiEspectacular en banderillas por su poderío físico: El Fandi.

Las cosas no tienen porque ser así. De hecho, las cosas no siempre han sido así. Durante muchos años los matadores, los maestros (Fuentes, Guerrita, Joselito), han banderilleado los toros que se prestaban al lucimiento, lo que auguraba una posterior buena faena de muleta, y el público lo celebraba con alborozo. Además, casi todos los diestros practicaban la suerte. Es quizás, Juan Belmonte quien empieza a hacer habitual la imagen del torero que pasa por el segundo tercio de espectador.

Juan Belmonte en el tercio de banderillas 001

Esta era la imagen de Belmonte en el tercio de banderillas.

Inciso importante: Había elegido inicialmente esta foto de Juan Belmonte para criticar la postura del diestro que incapaz de coger los garapullos adopta en el segundo tercio la postura de mero espectador. Sin embargo…una vez insertada la foto y después de mirarla y remirarla, se me ocurren dos comentarios: Uno, que no es lo mismo estar, mientras banderillean los peones, dentro del burladero charlando con el mozo de estoque o con las espectadoras de la barrera que estar –como está Juan- pendiente de lo que pasa en el ruedo (Muy importante, ya que este es el tercio donde más cambian los toros) y segundo, que no se puede tener una postura más torera que la que tiene Juan Belmonte atentísimo a la lidia de su toro…aunque no participe en ella.

Juan Belmonte Par de banderillas 001

Sin embargo, en alguna rara ocasión (por ejemplo, este festival) Juan puso algún par. La anécdota merece contarse:

Los Gallo le ofrecieron a Juan banderillear un novillo de Miura que se estaba poniendo difícil. Juan Belmonte pudo poner, con cierta dificultad, el primer par (aunque la postura de las piernas no es muy allá, el par está en lo alto y los palos verticales en el momento de la ejecución, con los brazos arriba). El Gallo puso el segundo, pasando las de Caín. Joselito pudo poner el tercero sólo porque era Joselito, ya que el toro se había puesto imposible. Belmonte comentaba años después con mucha guasa y mucho cariño: ¡Menudo baño le pegué aquella tarde en banderillas a Rafael y José! Para a renglón seguido deshacerse en elogios de la cabeza torera de su rival y sin embargo amigo, Joselito.

Es conveniente recordar aquí la distinción entre torero corto y torero largo, según atesore el diestro menor o mayor repertorio de suertes. Otra cuestión, es la calidad en la ejecución de las mismas, generalmente más depuradas en los toreros cortos, aquellos que son especialistas en algunas suertes o lances de la fiesta. Ejemplo de torero corto sería Juan Belmonte y ejemplo de torero largo sería Joselito el Gallo. Dicho sea todo ello sin ánimo peyorativo. De ahí la competencia tan interesante entre ambos.

morante molinteMorante, torero largo en repertorio, pero de indudable calidad y estética.

jose-tomas-en-valencia-09José Tomás, torero corto en repertorio, pero con una capacidad técnica insuperable.

Volviendo a las banderillas y como ya he dicho, las cosas no siempre han sido así. Y desde luego, no lo eran en 1858 cuando el día 19 de abril, Antonio Carmona “El Gordito”, matador del barrio sevillano de San Bernardo, ejecutó en la plaza de toros de Sevilla, el primer quiebro a cuerpo limpio del que se tiene constancia histórica.

Hoy no podemos siquiera imaginarnos el revuelo que esta invención causó entre los aficionados de entonces, tanto por la espectacularidad de la nueva suerte como por la sencillez y, sin embargo, importancia técnica de la misma. Vamos, que se armó la tremolina, pero eso lo contaremos en otra entrada de este blog.

Plaza de Sevilla (1853) Tenison 001Aspecto de la Plaza de Toros de Sevilla en los años en que el Gordito quebraba a los toros (Tenison-1853). Aún no se había completado la grada cubierta lo que permitía una magnífica visión de la Catedral y la Giralda.

(Continuará)

3 comentarios:

Alejandro P. dijo...

Muy bueno me a encantado leer esta entrada.

F. Romero dijo...

Dices que "los aficionados hemos conseguido que los matadores abandonen las banderillas cuando alcanzan una mínima categoría y reconocimiento en su profesión".
No creo que esto sea exactamente así.
Te propongo esta nueva redacción:
"los aficionados hemos conseguido que los matadores abandonen las banderillas cuando NO alcanzan una mínima categoría en su profesión".
Y me explico, un matador de toros cuando pone banderillas no puede ofrecer un espectáculo que esté a la misma altura o por debajo del que pueda ofrecer uno de sus banderilleros.
Por lo tanto únicamente debe practicar la suerte en público aquél matador que sea capaz de ofrecer al público un dominio excepcional de la suerte. Mientras tanto, que la practique en el campo.
Otra cosa es que yo creo que los matadores deberían por amor a su oficio dominar las banderillas y, en momentos puntuales y con toros propicios, mejorar su actuación o incluso proponer el desafío a sus compañeros de cartel.
Y esto sí que lo agradece el público y de qué manera.
Por ejemplo: El Puerto de Santa María. Morante y Manzanares en su primer mano a mano.

Jose Morente dijo...

F. Romero:

Coincido con usted pero matizando que su propuesta sería el ideal a conseguir o, mejor y más sencillamente dicho, "lo que debería ser". Esto es, que cojan los palos sólo los matadores avezados que puedan proporcionar un buen espectáculo en ese tercio.

Sin embargo, y por desgracia, hoy el mérito de los toreros y su categoría se cifra (nos guste o no, que parece que no nos gusta ni a usted ni a mi) en no ser catalogado o etiquetado como torero banderillero.

Resulta que el mérito mayor de un torero se encuentra en la muleta y se disculpa que no brille en la estocada o las banderillas e, incluso, que no pase de capoteador eficaz.

Una reducción del toreo al último tercio (mejor sería decir, penúltimo) que no beneficia al público.

Cuando señalaba el papel (negativo) del aficionado en esa evolución me refería precisamente a ese aficionado que critica al matador que pone palos sin recapacitar que si no frecuenta la suerte cada vez la ejecutará peor o dejará de practicarla.

Alentemos pues, al matador banderillero aunque le pidamos que se salga de la vulgaridad del par al cuarteo (por mucho mérito que tenga el buen cuarteo) y desde luego procuremos romper esa imagen de que la categoría la da... no poner banderillas.

Un cordial saludo