domingo, 28 de septiembre de 2014

Joselito el Gallo (XIV) Sus primeros pasos en el toreo

Por Jose Morente

 

011 Joselito en Cádiz para presenciar 1ª novillada - copia

El chaval que, con tanta atención, mira a la cámara es Joselito el Gallo. La fotografía está tomada en Cádiz en 1901. Joselito tenía sólo 6 años y le habían llevado a esta ciudad para que pudiera presenciar su primer festejo taurino. Una novillada en la que actuaba su hermano Rafael,que es el personaje que está a la derecha de la imagen y quien, por aquellos años, se anunciaba como Gallito en los carteles, tal y como se puede comprobar en el que está pegado en la pared del cafetín gaditano (Fotografía del libro de Parrita)

Los primeros pasos de Joselito

Después de ver torear en Cádiz a su hermano Rafael, a Joselito como es lógico le entró la “picá” y ya sólo quería torear. Torear todo lo toreable como los perros de la calle o los compañeros del Colegio. El caso era torear.

Joselito hacía, por ello, novillos en el Colegio y se iba con su incipiente cuadrilla a la “Huerta del Médico”, que estaba situada en la Barqueta y era propiedad del médico don José Sánchez, padre del que luego sería también famoso torero Ignacio Sánchez Mejías.

Y se iba a la Huerta del Médico porque en esa huerta había vacas mansas, vacas lecheras, que de tanto hostigarlas acababan pegando un par de arrancadas.

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Algo que, a finales del XIX y principios del XX, resultaba muy habitual. Dos niños jugando al toro en la calle (Fotograma extraído de la película Gloria que mata-1922)

Intento fallido

No sería hasta un par de años después (cuando ya había cumplido los ocho) que, nuestro personaje, podría por fin ponerse delante de una verdadera becerra de sangre brava. El hecho ocurriría en un herradero en la finca “Palmete” de don Valentín Collado.

El debut fue un verdadero desastre pues, después de un par de lances, sobrevino el revolcón y la risotada de los asistentes. A Joselito, herido en su orgullo se le quitaron las ganas de volver a arrimarse. A la becerra le pusieron de nombre “Gallita” en recuerdo del suceso.

Joselito, con ese amor propio que siempre le iba a caracterizar, decide abandonar el toreo. Sin embargo, esa retirada durará muy pocos días.

 

Ahora, sí

De nuevo tentadero. Esta vez en la muy famosa finca “El Quintillo” de don José Anastasio Martín. Otra vez, Joselito en la brecha pero, esta vez, con un resultado muy diferente.

Joselito-Minuto 001

Febrero de 1906. Los asistentes al tentadero del Quintillo. Entre ellos se puede reconocer a Joselito (Gallito III), Rafael y Fernando (Gallito Chico) además de Minuto

1914-11-15 (PyP) Los Gallos y Anastasio Martin - copia

Una fotografía tomada varios años después (en 1914), Joselito, que era ya por esa época figura máxima del toreo, gustaba de las faenas camperas. Aquí le vemos con sus hermanos Rafael y Fernando y con don José Anastasio Martín y el hijo de este.

Asiste al tentadero del Quintillo, el simpático y excéntrico torero Enrique Vargas “Minuto” quien también “volvía” a los ruedos después de estar retirado unos años.

Minuto 002

Minuto unos días antes es su finca “La Enramadilla

Minuto 001

Minuto, en el tentadero del Quintillo, pasando de muleta

Será Minuto quien, llevándole de los brazos cual maestro que enseña a su discípulo a escribir, le hace torear tan bien y tan limpiamente que Joselito se entusiasma, recupera su latente afición y ya no será, en toda su vida, nada más que torero.

Lo sorprendente es que esta curiosa anécdota está documentada y fotografiada. Los hechos que contamos se publicaron en un reportaje incluido en la revista Sol y Sombra en su número 501, de 8 de marzo de 1906.

En dicho número, y bajo el título de Rafael Gómez “Gallito” (al que también se le dedicaba la portada), se daba cuenta del tentadero de marras del que se incluía una extensa información y, entre ella, algunas de las fotografías que ilustran esta entrada.

 

Dos documentos gráficos históricos

Dos documentos gráficos extraordinarios. Son los primeros pasos de Gallito en el toreo.

Primera fotografía. Joselito en sus primeros lances, ayudado por Minuto quien le lleva de los brazos como el maestro que enseña escritura.

Joselito-Minuto 002

Segunda fotografía. Ya sólo, Joselito toreando (¡como si no!) al natural. Son los primeros muletazos de un diestro que hará historia.

Joselito-Minuto 004

 

Como un acta notarial, ese reportaje de “Sol y Sombra” certificaba el nacimiento taurino del que llegaría a ser el mejor de los toreros.

Joselito-Minuto 001 - copia

Joselito en el tentadero del Quintillo

Razones (incorpóreas) de esta entrada

En el aniversario de la alternativa de Joselito el Gallo, que es el día en la carrera profesional de un torero en el que culmina toda su preparación, su aprendizaje, me ha parecido oportuno recordar sus primeros pasos en el toreo, su enorme afición, sus pequeñas dudas y el momento en el que (ayudado por Minuto), Joselito descubre ese milagro que supone que las reses bravas pasen junto al cuerpo del torero siguiendo ciega y fieramente los engaños.

Sirve pues esta entrada de homenaje a este diestro y a todos los que un día emprendieron esa complicada senda que no siempre lleva a la meta.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

La espada de Lagartijo (I)

Por Jose Morente

Espada de Lagartijo Col. Conde de Colombí

La espada de Lagartijo (De la Colección del Conde de Colombi)

 

Un brindis de Rafael el Gallo

1927-09-06 (p. FB) Rafael el Gallo brinda a Emilio Bomba

Rafael el Gallo le brinda un toro a su padrino de alternativa Emilio el Bomba

Estamos en 1927. Rafael Gómez Ortega “El Gallo” cumple sus bodas de plata como matador de toros. Para celebrarlo, nada mejor que brindar un toro de una corrida de feria de San Miguel sevillana de ese año a su padrino de alternativa Emilio Torres “Bombita

El contenido del brindis me lo facilita ese gran aficionado y mejor amigo que es Jack Coursier.

1927-09-00 Brindis de Rafael a Manolo Bomba

Por lo que se ve, lo que el Gallo le dijo a Manolo Bomba, fue más o menos algo parecido a esto:

A mis 25 años de alternativa, brindo con todo el afecto de mi corazón a mi padrino Emilio Torres Bombita para que Dios le colme de suerte, le permita ver crecer a sus hijos, disfrutar de los triunfos de su vida torera y del descanso que se merece

Bombita le respondió, abrazándole y agradeciéndole su brindis, que es el momento que recoge la foto que publicamos.

Lo más interesante, no obstante, es el detalle que se indica a continuación en el texto facilitado por nuestro amigo Jack y en el que el articulista precisa que la espada que utilizó el Gallo, en esa faena tan señalada, no era una espada cualquiera.

Era la suya, una espada que había pertenecido a matadores tan señeros como el Gordito, Chicorro, Lagartijo, su propio padre Fernando el Gallo y a su hermano Joselito.

Una espada, por ello, histórica y venerable.

Una espada que Jack se preguntaba y me preguntaba si no sería la misma espada de la foto que encabeza esta entrada del blog.

Aunque sea bastante improbable, ya que en ese caso el dato sería conocido por un coleccionista tan prestigioso como lo era el Conde de Colombí, esa duda sirve para introducirnos en un tema fascinante: Los estoques del toreo antiguo.

 

Estoque-nº-1-del-maestro-domingo-ortega.-120359144_2

Otro estoque con alcurnia. Este perteneció a Domingo Ortega

 

La importancia de las espadas en el toreo antiguo

Sobre el tema de la espada y su importancia en el toreo antiguo es muy interesante leer lo que dice Robert Ryan en su libro “El tercio de muerte”.

Recuerda Ryan la antigua costumbre de templar la espada nueva, en la oscuridad del desolladero, en el cuerpo de un toro muerto. Costumbre que cayó en desuso ante el buen temple de los estoques salidos de la mano de Ramón Luna.

 

El desolladero Colectivo Metralla 2012

Era en el ámbito trágico y triste del desolladero donde un chulo estrenaba las espadas nuevas introduciéndolas en el cuerpo aún caliente de los toros (El desolladero. Colectivo Metralla. 2012. Aguafuerte y tinta)

Un temple del estoque que se hace imprescindible y necesario sobre todo en el caso de que la estocada de en hueso pues, en ese caso, el estoque no debe quebrarse ni doblarse aunque si ceder, siquiera sea momentáneamente, amortiguando el empuje del brazo y lastimando menos la muñeca.

Ramon Luna (p. Clarin 1929)

El valenciano Ramón Luna. El mejor fabricante de estoques de la historia. Un nombre mítico entre los toreros (Almanaque Clarín de 1929)

Una muñeca menos lesionada también desde que, en 1918, Joselito el Gallo se quejó a ese gran espadero de la dureza tradicional del pomo de hierro (¡Vea usted como tengo la mano! dicen que le dijo).Un pomo de hierro que, desde entonces, fue sustituido o recubierto por una pelota de caucho.

Con esa precisión, con esa exigencia de temple infinito:nacen y siguen las generaciones de estoqueadores; En cada una, algún matador, quizás un torero de dinastía, tiene en su mano un estoque que casi nadie nota diferente; un estoque entre toreros apreciadísimo; fino ya muy fino, por lo tanto en apariencia débil; un estoque oscuro y raro, muy raro, de un temple que nuevo no se halla

 

Enrique Luna (p. Clarin 1929)

Enrique Luna hijo de Ramón Luna prueba el buen temple de uno de sus estoques. (Almanaque Clarín de 1929)

(Continuará)

domingo, 21 de septiembre de 2014

Cuaderno de notas (XXXII) La libertad de pensamiento en la Tauromaquia

Por José Morente

1930-05-17 Midi Taurin Encabezamiento

Cabecera del semanario Midi-Taurin del 17 de mayo de 1930 donde se publicó un interesante Editorial titulado: “La libertad de pensamiento en la Tauromaquia” que nos ha facilitado Jack Coursier

El 17 de mayo de 1930, el semanario Midi-Taurin que se editaba en Nimes, publicó un más que interesante Editorial con un muy expresivo título: “La Libertad de Pensamiento en la Tauromaquia”

Uno de sus párrafos más sagaces es, quizás, el que reproducimos a continuación:

La intolerancia 1930 p. Midi Taurin

Y cuya traducción sería algo así como:

"Que se sea torista o torerista es, evidentemente, el derecho de cada uno pero que un grupo, perteneciente a una u otra de esas categorías de aficionados, pretenda que los de la categoría opuesta son unos ignorantes, unos vendidos o no se sabe qué, no demuestra nada aparte de falta de elegancia en el lenguaje y de predisposición a la intolerancia"

Dicho de otro modo, suponer que lo que mueve, a quienes no piensan como nosotros, es la ignorancia, la estupidez o el mero interés es lo que delata a los intolerantes.

Aquí se podrían añadir algunas sustanciosas reflexiones sobre el tema pero creo que, con lo dicho por el editorialista francés de Midi-Taurin en 1930, es suficiente.

 

NOTA: El Editorial completo se puede leer aquí (Gentileza de Jack Coursier)

domingo, 14 de septiembre de 2014

Joselito el Gallo (XIII) Torero nocturno

Por Jose Morente


Paisaje nocturno de Diego Rivera

 

Obsesión por torear

Es conocida la obsesión de algunos toreros actuales por torear a todas horas, sin concederse ningún descanso aunque se encuentren en plena temporada. En ese sentido, los casos de Ponce y Juli son quizás hoy por hoy los más sintomáticos.

2013-03-16 (p. ABC) Ponce tentando

Ponce preparando la temporada pasada con un toro de Garcigrande de mucho volumen (Fotografía publicada en ABC el 16 de marzo de 2013)

De Joselito el Gallo se conoce que tenía una afición desaforada  y desmedida y que, cuando tenía un momento libre, toda su obsesión se le iba en buscar alguna res a la que pudiese echar algún capotazo.

Eso le ocurrió cuando lo entrevistó el Caballero Audaz un día en el que José no tenía toros. El diestro se las apañó para buscar unas vacas viejas en Aldovea y allá se llevó al periodista para que le hiciera la entrevista mientras toreaba.

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Una de las fotografías de Campúa que acompañaba a la entrevista publicada en libro que el Caballero Audaz hizo a Joselito

Joselito, torero nocturno

Menos conocida es esta otra anécdota que contaba Don Justo y que se publicaba en el Ruedo en 1947.

Resulta que, al acabar una corrida en Yecla, el 3 de octubre del año 19, Joselito perdió el tren que debía conducirle a Madrid por lo que unos amigos (los doctores Torralba y Pastor) se ofrecieron a prestarle su coche para que pudiera llegara a Almansa donde podría enlazar con el tren-correo que iba a Valencia.

El coche (que era el mismo en el que luego haría el trayecto a la plaza en Talavera de la Reina) sufrió un pinchazo y, mientras el chofer lo reparaba, sus ocupantes (entre los que se encontraba Isidoro Martí Flores, con quien había toreado esa tarde en Yecla; Rufaíto, banderillero de este; Paco Botas, mozo de estoques de Joselito y el periodista que contaba la anécdota) aprovecharon para estirar las piernas.

Sorprendentemente, Joselito se puso a torear “de salón” con una gabán negro a una res imaginaria, algo que sorprendió a los presentes pues ya llevaba toreadas ese año 87 corridas de toros.

-¡Pero José!, le recriminaron, ¿No estás cansado con las corridas que llevas?

Joselito raudo contestó:

-¡Es para que sepáis ustedes que yo soy también “torero nocturno”!

070 Joselito paseando en automovil por San Sebastian 001 - copia

Joselito, torero nocturno, con su hermano Rafael y unos amigos paseando en coche por San Sebastián.

viernes, 12 de septiembre de 2014

El “Conejo” sin novedad

Por José Morente

 1895 Lolita Otero y Colominas-La Habana) - copia

Dolores PetrelLolita” quien junto a Ángeles Pagés “Angelita” capitaneó la cuadrilla de las señoritas toreras que, con el nombre de las Noyas, hizo las delicias de los públicos españoles, mexicanos, guatemaltecos, peruanos, colombianos, filipinos y cubanos a finales del XIX y principios del pasado siglo (Fotografía de 1895 tomada en el Estudio de Otero y Colominas en La Habana)

 

Lo contaba José Luís de Córdoba en uno de sus libros.

Toreaban en determinada plaza el espada Antonio de DiosConejito” y la señorita torera Dolores Pretel “Lolita”.

Esta última resultó cogida por uno de sus novillos que le propinó un puntazo en un muslo.

Después de la corrida, el mozo de estoques de “Conejito” envió un telegrama cuyo texto se prestó a no pocas interpretaciones.

Rezaba así:

Lolita, herida en un muslo. El Conejo sin novedad”

Huelga decir que, cuando la noticia llegó a Córdoba, los aficionados pudieron respirar tranquilos al comprobar que, aunque Lolita había sido herida en el muslo ¡el Conejo estaba a salvo!

 

Antonio de Dios Moreno Conejito - copia

Antonio de Dios Moreno “Conejito”. Alternó en algunas ocasiones con las señoritas toreras. En una de ellas fue cuando ocurrió el suceso que comentamos.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

A Pepe Marchena le gustaba la suerte de varas

Por Jose Morente

Zurito(Cordoba en la Historia del toreo) - copia (2)

Espectacular vara de Manuel de la Haba Zurito (Fotografía del libro “Córdoba en la historia del toreo” de José Luis de Córdoba)

Hoy día, encontrar un aficionado que sostenga que lo que más le gusta en el toreo es la suerte de varas, se torna tarea casi imposible (salvo que se trate de un aficionado francés) pero, a mediados del pasado siglo, eso es lo que decía el cantaor Pepe Marchena.

1947-07-17 Ignacio una fina inteligencia (Foto de Pepe Marchena)

Pepe Marchena (Fotografía publicada en el Ruedo de 07/07/1947)

En una entrevista que le hacían para la revista El Ruedo y que se publicaba el 7 del 7 de 1947, Marchena afirma categórico:

- “¿Te extraña? Si, soy un enamorado de ella. Comprendo que hoy no se lleva, que no se practica como en otros tiempos; que el público prefiere otros momentos de la corrida. A mí, sin embargo, una buena vara me entusiasma

1947-07-17 La suerte de varas (Pepe Marchena)

Las opiniones de Marchena sobre la suerte de varas (El Ruedo. 07/07/1947)

Marchena añadía que la vara que más le había impresionado en su vida de aficionado, fue una que puso en Córdoba un picador de aquella tierra: Manuel de la Haba Zurito.

Zurito era hijo, como es habitual en su gremio, del conocedor de una ganadería (En este caso, la de don José Rafael Barbero). De él decía Cossío que “artista tan completo”,no se había dado entre los piqueros de su época.

Gran caballista, a su valentía y decisión unía un gran conocimiento del toreo a caballo, de tal modo que su preparación de la suerte (su manera de hacer avanzar y retroceder al caballo para provocar el cite) era un recreo para el aficionado a quien, su manera de agarrarse y herir, dejaba un grato sabor de boca.

1947-07-17 La suerte de varas Zurito (Pepe Marchena)

Manuel de la Haba Zurito. Uno de los mejores picadores de fines del XIX y principios del XX y también uno de los mejores picadores de la historia (Fotografía publicada en El Ruedo. 07/07/1947)

martes, 9 de septiembre de 2014

Postales taurinas (VI) La piedra Rosetta del toreo

Por José Morente

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Morante en Ronda. Las claves del toreo

Ir descubriendo en la red, poco a poco, las fotos de las faenas de Morante en la goyesca de Ronda es como ir traduciendo poco a poco los textos que acompañaban las pinturas egipcias.

En estas fotos de Morante están las claves del toreo igual que en la famosa piedra Rosetta estaban las claves de la escritura jeroglífica.

No se puede entender el toreo moderno (que es lo mismo que decir que no se puede entender el toreo) si no se entiende y comprende el toreo de José Antonio Morante de la Puebla.

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La Piedra Rosetta de la escritura jeroglifica y la piedra Rosetta del toreo

lunes, 8 de septiembre de 2014

José Tomás. El gran apaciguador

Por Fernando Cámara

 

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José Tomás. Málaga

José Tomás torea el peligro, la hostilidad, la transgresión y el inconformismo. Es criticado y a la vez envidiado pero es, sobre todo, un gran apaciguador.

Apaciguador del que le cuesta oro presenciar una de sus escasas obras, apaciguador incluso de los propios toreros que, ante su altura, no pueden sino destocarse frente a su arrolladora tauromaquia y apaciguador del propio rey de la fiesta que ante su ajuste no puede sino ceder su cetro al que pide y ocupa el trono en cada tarde.                               

En Málaga pareció ser uno más de los que hay cuando dobló el primero, pero su "ahumanidad" torera se hizo presente en los ajustados estatuarios a su segundo toro.             

Desteciado y destrozando cánones y normas se plantó en diagonal poco antes de las rayas de picadores para hacerse admirar al rematar sus espeluznantes estatuarios con un desdén torerísimo. 

 

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Sus escalofriantes estatuarios…

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…rematados con un desdén torerísimo

Justo entonces, fue perdonado, admirado y envidiado por todos los que allí estábamos. Comenzó pues su estratégica guerra contra todos y hasta contra sí mismo, a un muletazo ajustado le precede otro poco menos y el posterior es aún más.

El miedo que pudieran generarle sus imposibles exigencias, lo fulminan sus toreros y honorables principios. Honorable es la forma de entender el toreo de José Tomás y es así como lo perciben los aficionados, que acaban por pensar: no hay muleta como está, no hay; no hay hombre como este, no hay; no hay torero más torero y más grande. Bendita la torería que derrocha cuando llega el sugestivo momento de ponerse ante la mirada del toro.

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Bendita la torería que derrocha en el momento de ponerse ante la mirada del toro

Sus muletazos se suceden en tandas perfectas de colocación, de tiempos, de ritmo y, si se vence el toro, no se produce el más mínimo movimiento de alivio consciente o inconsciente.     

A José Tomás solo le es necesario poder cruzar la mirada con el de los rizos y unas cuantas embestidas para anular sentimientos demoniacos y abrir la gloria en cada una de sus tardes.

Por el lado derecho se cierne el toro pero José Tomás no se inmuta, aparece de nuevo esa "ahumanidad" ignorando los mensajes del toro y continuando hasta abrochar el remate con una arrolladora gallardía.               

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Por el lado derecho, Tomás ni se inmuta ante un toro que se cierne

Dialoga en la intimidad con el toro, con voz bajita, hasta hacerse comprender por la bravura de su antagonista y acaba por imponerse con unos naturales llenos de clasicismo, ricos en matices, de tela ondeante y de rizo de muñeca. Toques perfectos, en el tiempo adecuado y a la altura correcta para envolver la cara de su oponente hasta seducir su brutal resistencia. Muletazos iniciados y rematados a distinta altura de inicio a final y colocación perfecta para iniciar el siguiente (esto es muy importante). La dificultad está en rematar e iniciar el siguiente muletazo.       

                          

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Toques perfectos y a la altura correcta…

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…para envolver la cara del oponente

Con el espadazo acaba la hermosa tragedia romántica de José Tomás con este bello animal que es el toro, el símbolo de vida, el dueño y señor del miedo, del dolor, del sufrimiento y, por consiguiente, de la gloria de los toreros inmortales.                               

¿Un hombre? Hasta ahora los hombres que son toreros se acoplaban a las buenas embestidas del toro para crear su obra.

Un torero con una brutal personalidad, con una capacidad única para ignorar el miedo, vencer el instinto de conservación y perfeccionar su técnica hasta el más mínimo matiz, cuyo honorable principio es decirnos a todos lo grandes que podemos llegar a ser...

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¡Lo grandes que podemos llegar a ser!

sábado, 6 de septiembre de 2014

Dos extraordinarios naturales

Por Jose Morente

Diego Urdiales 04 (2)

2014-08-30 Sn Sebastian de los Reyes El Juli

Dos extraordinarios naturales: Arriba, Diego Urdiales en Madrid con un toro de Adolfo Martín y abajo, el Juli en San Sebastián de los Reyes con un toro de Victoriano del Río.

 

El natural y el toreo de muleta

Si el toreo de muleta es la piedra de toque del toreo contemporáneo, el natural constituye, dentro de ese toreo de muleta, la clave o piedra angular de esa fase tan importante de la lidia.

Al sostener la muleta en la izquierda y la espada o la ayuda en la derecha, el engaño se reduce en tamaño y, lo que tiene más importancia, resulta mucho más voluble ante el aire. Conviene precisar que, en el toreo, al viento se le llama “aire”.

Por eso, por esa fragilidad que confiere al poderoso toreo de muleta cuando este se hace con la mano derecha, es por lo que, el toreo con la izquierda, tiene tanta enjundia, tanta importancia y tanto impacto. Tanto que, en el argot taurino, se le llama a esa mano, la izquierda, la mano “de los billetes”.

Lo mejor es que no hay un único pase natural, como no hay un único pase de trinchera o una verónica o un molinete, sino pases naturales, idénticos en su esencia pero muy diferentes en su contextura, en su concepto y en su calado.

Vemos dos de ellos. Magníficos los dos. El natural de Urdiales a un Adolfo en Madrid y el de Juli a un Victoriano del Río en San Sebastián de los Reyes.

Si nos fijamos atentamente en ambas fotos encontraremos que ambas son muy semejantes. La posición de los torsos y los brazos de los toreros, el vuelo de las muletas e incluso las embestida de ambos toros son prácticamente iguales. En resumen, son dos fotos ideales para jugar al juego de encontrar las diferencias.

Y, puestos a buscar diferencias, ambas fotos sólo varían realmente (pelaje de los toros aparte), en la posición de las piernas de los toreros. Muy poco para poder hablar con propiedad de dos naturales distintos. ¿Muy poco o, quizás, mucho?

 

El natural de Urdiales al toro de Adolfo

Diego Urdiales 04

El natural de Urdiales (Fotografía de Miguel Pérez Aradros). El natural cargando la suerte (con la pata ‘alante) y desplazando el toro hacia afuera después de cruzarse el torero en su camino. Algo que se refleja muy bien en esta foto de Diego Urdiales y, en concreto, en ese cuerpo del torero inclinado hacia el toro, como empujándole hacia afuera con todo el alma.

La misma tarde en la que Perera se entronizó, como nuevo Rey del toreo contemporáneo, un diestro riojano, con un toreo preciso y precioso, Diego Urdiales, al que desgraciadamente no le sobran oportunidades, se entretuvo en dibujar sobre el ruedo de las Ventas el natural en su versión más depurada.

Fueron los suyos unos naturales de una tremenda belleza, tanta que algún aficionado ha podido decir, como decía Santiago Navascués en facebook, al comentar esta fotografía, que ese natural “vale más que decenas de faenas enteras”.

Tiene razón ese buen aficionado. No sólo porque el natural de Urdiales es un bello, bellísimo muletazo, sino porque, además, se ajusta y responde al concepto que el aficionado de nuestros días tiene sobre lo que se entiende como cargar la suerte: echar la pata ‘alante.

Como el aficionado, tradicionalista de suyo, se emociona y se alboroza cuando ve torear conforme mandan los cánones del toreo o, mejor dicho, conforme a lo que el piensa o considera que mandan los cánones, esa faena provocó un inusitado entusiasmo entre los aficionados venteños que asistían a esa corrida. Lástima es que no provocase tanta emoción entre el resto del público, 

Y es que ese toreo “de frente” y “pata ‘alante” (toreo cambiado o contrario), que permite un mejor control de inicio del muletazo y propicia un embroque emocionante, dificulta o perjudica su remate. De frente es más difícil rematar bien los muletazos y, por tanto, es más complicado ligar cada natural con el siguiente, que es lo que el público de hoy más valora y agradece.

Los pases naturales de frente suelen resultar, como resultaron los de Urdiales, magníficos y tremendos aunque necesariamente de uno en uno. Y es que Urdiales sacrificó el resultado, la ligazón, en pos de la búsqueda de su concepto de pureza, de toreo puro.

 

Los naturales del Juli al de Victoriano

2014-08-30 Sn Sebastian de los Reyes El Juli

El natural del Juli representa el natural por antonomasia. O mejor dicho, los naturales. Es un natural hacia dentro donde la posición de perfil del torero resta algo de emoción al cite (aunque aparente) pero en beneficio de un mayor control del muletazo en su remate y, por tanto, facilitando la ligazón con el siguiente de la tanda. Es el toreo de línea natural o en redondo.

Es por eso, por esa dificultad para ligar bien los pases, por lo que el toreo de muleta se puso, a mediados del siglo pasado y con Manolete, de perfil (En el capote ya se había puesto el toreo de perfil, mucho antes. Concretamente, a fines del XIX con Guerrita)

De esa fuente, de la fuente manoletista, bebe el toreo de muleta contemporáneo (el toreo de línea natural o en redondo). Un toreo de muleta que ha optado por la colocación de perfil. Se pierde con ello control y seguridad en el inicio del muletazo y se pierde, también y en parte, el beneplácito del aficionado, sobre todo del más dogmático.

Pero esas carencias, se ven compensadas por un toreo mucho más largo y profundo. Y donde al facilitar el control del remate (el momento de soltar al toro) se facilita la ligazón que es lo que, quizás, más valoran los públicos de hoy. Los muletazos ya no se suceden de uno en uno, sino seguidos y continuados. En tandas.

Es lo que hace el Juli, en esa fotografía, colocarse de perfil para llevar al toro muy toreado hasta el remate.

 

Dos modos de torear frente a frente

Ya tenemos, frente a frente, dos modos distintos de torear. Sigamos con el análisis y empecemos por los cánones.

Cuando se torea como Urdiales, inmediatamente surge siempre algún aficionado que evoca y alaba el tema de la pureza y los cánones y la adecuación o no del toreo que se hace en las plazas a esos cánones.

Sin embargo, las cosas no son, a veces, lo que parecen y ese toreo de “pata ‘alante”, de cruzarse en el camino del toro para expulsar al toro del terreno del torero que tanto nos gusta, resulta que, en realidad, no responde a los cánones clásicos del toreo, como piensan los aficionados actuales, sino al concepto del toreo cambiado o en ochos. Lo que es muy diferente

Ese toreo contrario o cambiado es el torero de los toreros que aprendieron el toreo en las capeas y los cercados, como Juan Belmonte, Domingo Ortega o Paco Ojeda, con toros resabiados y corraleados de los que había que defenderse. Un toro que no permitía florituras y donde para dominar y poder al toro era y es imprescindible desplazarlo hacia afuera.

Juan Belmonte natural (El tercio de muerte)

Un natural de Belmonte de su última etapa. Esa posición frontal del torero le da mucha emoción al embroque al ofrecer el pecho, pero también le confiere mucha rigidez a su postura en el remate que es forzosamente muy sesgado, corto y hacia afuera. Ese natural defensivo pero emocionante es el antecedente directo del natural de Urdiales. El toro de Urdiales humilla más que el de Belmonte y la postura del torero es más flexible y armónica pero el concepto es el mismo. Son dos naturales de la misma familia.

 

La otra cuerda. El toreo en redondo

Paradójicamente, no es el jaleado toreo cambiado sino el otro, el toreo en redondo, el toreo más clásico, el mas parecido al toreo que preconizan las viejas Tauromaquias. Es ese toreo en redondo, el torero de los toreros de Escuela, hijos de toreros, como Joselito el Gallo, Manolete o Chicuelo. Toreros de muy diferente estética pero con un mismo concepto del toreo de muleta. Toreros de una misma cuerda.

La preocupación del torero de esta línea no es ya tanto enfrentarse al toro y dejarlo pasar sino llevarle dominado, mandando en él desde el inicio hasta el final del pase.

Madrid Rafael Gallo Veragua

Aunque la fotografía no tiene mucha calidad, es muy interesante porque resalta a las claras el concepto del toreo de Rafael el Gallo (y el de todos los toreros de su cuerda) que es el concepto en el que se basa el toreo contemporáneo. La intención del torero en este natural no es enfrentarse al toro y demostrar a los espectadores lo valiente o arrogante que se puede ser sino (por eso Rafael está algo perfilado) llevar al toro toreado hasta el final del pase, hasta su remate. Un muletazo que parece que pide ser rematado con otro natural (tantos como aguanten el toro y el torero) igual que el natural en el toreo cambiado pide ser rematado con un pase por el otro pitón con un pase de pecho, por ejemplo.

El natural del Juli es herencia del natural de Rafael el Gallo, como el natural de Urdiales está entroncado directamente con el de Juan Belmonte. Son dos líneas del toreo, dos cuerdas diferentes, pero en las que se han alcanzado -en ambas- cotas altísimas.

 

Todos los conceptos. Todas las escuelas

Frente al totalitarismo ideológico de los aficionados dogmáticos que defienden con ahínco la existencia de cánones o normas únicas con validez universal, lo que caracteriza a nuestra época, tanto en el mundo del arte  como en el planeta de los toros, es el fin de las ideologías totalitarias (el fin de los manifiestos legitimadores que diría Danto) y la posibilidad de coexistencia de estilos diversos en un mismo tiempo y época.

Eso es lo que está ocurriendo hoy en el toreo. Y es que, frente a la unidad estilística de épocas pasadas (El parón en la Edad Plata; el verticalismo de la época manoletista; la consolidación del toreo en redondo de los 60; etc,) hoy pueden convivir en los ruedos, al mismo tiempo, estilos muy diferentes.

Así sucede que, en una misma temporada o en una misma feria e incluso en una misma tarde, podamos ver un natural de línea belmontista y, acto seguido, a veces al mismo torero, un natural en el concepto del toreo en redondo. El natural de Urdiales y el natural del Juli.

Sería deseable que esa misma diversidad de estilos de la que podemos disfrutar en los ruedos, fuese asumida también por los aficionados del tendido.

¡Los públicos ya lo han hecho!

Joselito - copiaBelmonte - copia

Joselito y Belmonte. Dos toreros de muy diferente cuerda. Dos toreros radicalmente distintos con un toreo diferente. Sin embargo, su convivencia (competencia) en los ruedos es lo que dio lustre, importancia e interés a la Edad de Oro.

No se entiende que hoy, algunos, quieran reducir el toreo (partirlo por la mitad) y expulsar del paraíso a la línea gallista representada por el toreo de muleta en redondo ¿O si se entiende?

(Fotografías de José y Juan facilitadas por Nicolás Sampedro Arrubia y extraidas del libro “El sabio y el fenómeno en la temporada de 1914” del Bachiller González de Rivera y Triquitraque)