jueves, 30 de julio de 2015

¿Por donde se coge la muleta?

Por (la transcripción) Jose Morente

Morante de la Puebla torea al natural cogiendo el palillo por la parte mas cercana al cáncamo
Tertulia de aficionados. 

Anochece. Tres buenos aficionados a los toros charlan, de forma sabrosa y distendida, en una terraza veraniegaUna de esas tertulias taurinas donde, por la categoría y conocimientos de los contertulios, servidor no se atreve a decir esta boca es mía para no meter la pata pues así, de fino, se hila.

Uno de ellos, Alberto, joven pero siempre sagaz y siempre prudente, después de mostrar la foto que encabeza este post, pregunta a sus dos amigos: 
"¿Por donde hay que coger la muleta?"
Juan Antonio, que es de los tres el que -por edad- ha visto más toros y con aprovechamiento máximo, responde claro y conciso:
"No tiene que ser por un sitio fijo, Cualquier sitio es bueno si te permite embarcar al toro, controlar su embestida y llevarlo por donde quieres (a la foto me remito). ¡Y no pongamos tapias al campo!"
Paco, el tercero del grupo, otro muy buen y muy experimentado aficionado, no puede evitar gritar un sentido: ¡Oleeeeeeeee!

Alberto se explica:
"Es una pregunta retórica, que creo, viene ideal para esa vieja discusión. Lo que pasa es que cuando oigo lo que se oye por ahí me acuerdo de esta tertulia. Por eso quería compartir esta magnífica foto y esta pregunta con vosotros".
"Entiendo el carácter retórico de la pregunta y tu intención, Alberto" -le responde Juan Antonio, quien añade:
"Os aseguro que si no se hubiera formulado en esta tertulia no habría dado la respuesta que os he dado. Se me abren las carnes de pensar en los reproches que tendría que aguantar de haber dicho en público lo que he dicho en privado. Y no es que me preocupe responder a cada uno lo que proceda, pero me aburre infinitamente discutir con una pared. No tengo tanta paciencia".
Alberto corrobora: "Ni yo tampoco... Tu respuesta me encantó, Juan Antonio. Y, además, me ha venido muy bien porque Paco me estaba contando unas cosillas relacionadas con lo de embarcar, controlar, llevar..."

Paco, senequista, concreta y puntualiza: "El palillo se coge más adelante o más atrás, dependiendo de cómo se vaya a torear"

Y añade, en plan didáctico:
"Si nivelas el palillo y quieres mantener dentro de la muleta toda la embestida, se coge más por el centro y nivelada para cuadrar más. Si quieres bajar el palillo y torear más al pico con los vuelos y que circule por fuera, se coge más cerca del cáncamo, para ayudarse y poder torear más desde arriba y sobre el eje. 
Paco Camino, toreando al natural,más encajado, con la muleta cuadrada, cogiendo el palillo más al centro
José Tomás toreando desde arriba al natural, con los vuelos, cogiendo la muleta muy cerca del cáncamo
Y sigue Paco:
"Cuando se torea más roto, abierto el compás y desde dentro, se coge más centrada, y por el contrario, si se espera desde arriba, mas cerquita, al otro ojo y más derecho, pues se domina más y se controla más con el pico y por fuera, o sea, cogida de atrás".
Finalmente, apostilla:
"Pero no hay regla sin excepción"
No hay reglas sin excepciones. Saúl -rara avis- torea al natural desde arriba cogiendo la muleta por el centro del palillo y con los vuelos pero con muy poco vuelo: Tela marinera.
Los otros dos tertulianos asienten sonrientes con un gesto claro de convencimiento. Hay consenso.

El transcriptor (o sea yo) jalea: ¡Olé, tu, Paco! ¡Y olé vosotros dos, Alberto y Juan Antonio!

Como dice Juan Antonio, la muleta se coge por cualquier sitio que quiera el torero siempre que con ello consiga embarcar, controlar y llevar al toro toreado. En la imagen, Sebastián Castella cogiendo la muleta ¡por el pincho!

Reflexión final:

No creo que exista un solo aficionado al flamenco que se hubiera atrevido a decirle a Paco de Lucía donde tenía que colocar la cejilla para tocar la guitarra. Por eso mismo, nunca entenderé que un aficionado a los toros le diga a ningún torero por donde tiene que coger la muleta para torear. 

¿Alguien se hubiera atrevido a decirle, a Paco de Lucía, donde hay que colocar la cejilla para tocar la guitarra? ¡Pues eso!

Tauroteca:

Después de publicada esta entrada, me encuentro este fragmento de la película "Torero" de Carlos Velo donde Lorenzo Garza explica por donde se debe coger la muleta. "Por el centro" dice aunque en la imagen se ve que la coge cerca del centro pero no por el mismo centro.

Esa es la teoría porque cuando llega la práctica, o sea la becerra, Garza coge la muleta por el extremo, o sea muy cerca del cáncamo...




Por cierto, que viendo el vídeo más que diferenciar la teoría de la práctica, habría que diferenciar "lo que se dice" de "lo que se hace". Y es que Garza dice unas cosas y hace otras, incluso cuando explica la teorçia. Quizás por eso la literatura taurina de todos los tiempos ha traído tanta confusión al toreo, 

La conclusión se impone: no hay que leer sobre como hay que torear (ni siquiera este blog) sino que es preferible ver torear

miércoles, 29 de julio de 2015

Cuaderno de notas flamenco (III) Gabriela Ortega Feria

Detalle de una famosa fotografía de Baeuchy del elenco del café del Burrero (nº 142-c. 1885). El flamencólogo Manuel Bohorquez en su libro "El cartel maldito" afirma que la bailaora de negro que se toca el sombrero sería Gabriela Ortega.

Gabriela Ortega era una excelente cantaora y bailaora, que al contrario que sus hermanos Paquiro, Enrique y Rita, prefirió bailar en cafés cantantes y evitar las reuniones privadas de señoritos, aunque en realidad no tuvo una vida artística muy larga. 

Primero actuó en el Burrero, después conocido como la Escalerilla. Actuando en el Burrero de Sevilla la conoció el ya célebre matador de toros Fernando Gómez el Gallo, quien se enamoró de ella y la retiró del baile. Para el Gallo, acostumbrado a lidiar con toros de todo tipo y hechuras, la conquista de la bella y juncal bailaora no fue un camino de rosas por la fuerte oposición familiar, pero este aguerrido torero no se repuchó ante las primeras dificultades que se presentaron y ni corto ni perezoso, la raptó y se la llevó a Madrid, donde nació en 1882, Rafael el que después fuera El Divino Calvo, no contrayendo matrimonio hasta tres años después, en 1885.

Este hecho, como es de suponer, conmocionó a la ñoña sociedad sevillana, máxime cuando el matador de toros aportaba al matrimonio una hija: Rufina Gómez [Otros biógrafos dicen que se llamaba Eloísa], que Gabriela Ortega acogió y crió como si de su propia hija se tratara (...)

Del matrimonio con el señor Fernando el Gallo, Gabriela tuvo una larga prole: Rafael, Fernando y Joselito, que fueron toreros perpetuando el apodo del padre: También nacieron tres hembras que casaron con toreros: Gabriela. con su primo Enrique Ortega El Cuco; Trinidad, quien casó con Manuel Martín Vázquez y Dolores, con Ignacio Sánchez Mejías.

Rodriguez Aguado, Francisco "Toreo por seguiriyas-Aproximación a la genealogía gitana de los Ortega. Paradigma de una familia torera y flamenca" (1ª ed., Arganda del Rey (Madrid), 2013. Página 140) 

Gabriela Ortega en el café del Burrero con veintipocos años (izquierda) y en su casa de la Alameda con cincuenta y tantos (derecha)

martes, 28 de julio de 2015

Enorme Rafaelillo en Valencia

Por Fernando Farfán


El toreo clásico, relajado y puro de Rafaelillo con la man izquierda a un toro de Miura (Fotografía Rullot-Aplausos)

Una muy pobre entrada registró la última de la Feria de Julio en Valencia para ver el mano a mano entre Rafael Rubio “Rafaelillo” y Manuel Escribano con los legendarios Miuras, que en la semana se habían mostrado fieros en el desencajonamiento público.

Corrida mal presentada por desigual la del hierro sevillano, con un segundo de escaso trapío protestado de salida y un tercero muy justo, pero la tarde fue más que entretenida, porque los Miuras tuvieron calidad y emoción, y los de a pie no se guardaron nada.

La pelea entre sí de los Miuras, con la muerte de uno de ellos, propició una desencajonada espectacular

Rafaelillo. Derrocha torería por lo clásico

Dicen que clásico es lo que no se puede hacer mejor y así estuvo hoy "Rafaelillo" en el coso de la calle Játiva. Clásico, enorme, sublime, eterno, excelso, son adjetivos que  bien pueden describir la actuación del murciano, que hoy estuvo en torero toda la tarde y toreó al natural como pocos lo han hecho en lo que va de la temporada. 

Con el que abría la tarde se mostró con oficio, el toro tiene buena condición y emoción en su embestida. Con el capote se gustó lanceando a pies juntos y con la muleta muy firme. El toro que embiste con calidad, pero que no regala nada, se traga los dos primeros muletazos de la serie, pero no así el tercero. Un mirón con peligro que desarrolló sentido fue el primero de la tarde. Faena larga de entrega, dominio y valor

Su segundo, justo de presentación, tuvo un gran pitón izquierdo. En el caballo es pronto y se arranca de largo al galope. En la muleta humilla y embiste con gran calidad. La primera tanda es de tanteo con la derecha, rematada con un soberbio cambio de mano por bajo. Faena de mano baja y temple. Naturales de enjundia a un  bravo y noble Miura que por el derecho se quedaba corto. Estocada de buena ejecución y oreja que pudieron ser dos si el toro no demora en caer. 

Con el último de su lote estuvo antológico, conjunción perfecta entre toro y torero. De salida lo recibe con dos largas cambiadas de rodillas, el toro repite en el capote y remata la serie con una media de lujo. Bien picado este quinto y al quite el sobresaliente por delantales. Derechazos de rodillas en el inicio de faena y puesto de pie derroche de torería en el cambio de mano. Lo que siguió fue un compendio de buen torear, desmayo, temple y suavidad. Con la izquierda toreo del bueno, para destacar dos naturales que quedaran en el recuerdo, citando dando el medio pecho, llevando al burel, largo, templado y rematándolo atrás. Se escribe fácil, pero todo esto a uno de Miura. Otra faena de dos orejas malograda con la espada.

Rafaelillo que pudo cortar cuatro se tuvo que conformar con el premio de una oreja por su poca fortuna en los aceros. Las orejas son prescindibles y su triunfo fue de ley

Escribano. Premio a la casta torera

Manuel Escribano tuvo menos suerte con su lote. Su primero de escaso trapío fue protestado de salida y el juez no encontró mejor pretexto el que doblara las manos en el caballo para devolverlo a los corrales. El segundo (bis) fue un sobrero de El Ventorrillo que fue a menos, galopó en banderillas, pero transmitió muy poco en la muleta. Un medio toro al que las figuras hacen embestir, pero que Escribano no le encontró el sitio. 

El cuarto de la tarde embiste con la cara a media altura, un manso reservón sin ninguna transmisión que no se empleó nunca. El que cerraba la feria fue un toro feo, alto y largo que tampoco se empleó de salida, noblote el de Zahariche que embiste sin ton ni son y llegó sin gas a la muleta. No se quiso quedar atrás el de Gerena y se pegó el arrimón librando la cornada después de ser prendido tras un desplante. Vuelve Escribano a la cara del toro y le receta una gran estocada. Oreja, premio a la casta torera.

Fernando Farfán (publicado en el blog Toros con verdad)

También triunfó Escribano con un mal lote pues puso el torero lo que no le pusieron sus toros.

miércoles, 22 de julio de 2015

¿Tiene el toreo de perfil menor mérito?

Por Jose Morente


Manolete torea de perfil como si no tuviera cuerpo... pero lo tenía

Guerrita a finales del XIX y Manolete a mediados del siglo XX pusieron de perfil el toreo de capa y el de muleta, respectivamente. Mientras que, en el capote, la posición perfilada no ha planteado mayores problemas, el perfil en la muleta (el llamado, con tono despectivo, toreo perfilero) ha sido fuente de sempiternas y acaloradas denuncias por parte de algunos aficionados.

Ya hemos tratado en este blog, reiteradas veces, este mismo tema. Sin embargo, en todas las ocasiones lo hemos hecho desde el punto de vista de la técnica o sea, desde la mayor o menor eficacia que cada forma de citar pudiera tener respecto a las restantes.

No estaría mal (no lo está, desde luego) que, por una vez y, como se dice, sin que sirva de precedente, tratemos esta cuestión desde el punto de vista de la ética o sea, desde el punto de vista de las ventajas, reales o supuestas, que toma el torero respecto al toro en cada forma de citar. 

Y es que circula entre los aficionados más radicales, la opinión generalizada de que el cite de frente implica mayores riesgos para el torero. Riesgos que, en el cite de perfil y según esa misma opinión, serían inexistentes o mínimos. Esa creencia ha generado una inquina permanente contra los diestros -Manolete a la cabeza- que han toreado y torean de perfil.

Indagar en cuales son las razones por las que muchos aficionados piensan eso y dilucidar si esa forma de pensar está realmente fundamentada y se ajusta o no a la realidad, serán las dos cuestiones a las que intentaremos dar respuesta en esta entrada.


Para algunos aficionados, el cite de frente tendría un riesgo inexistente en el cite de perfil (Sensacional derechazo de Emilio Muñoz en la Maestranza de Sevilla)

Porqué se piensa lo que se piensa sobre el cite de perfil

La del menor riesgo del cite de perfil es una de esas reglas que -como tantas otras- los aficionados aceptamos como principio indiscutible sin analizarla ni cuestionarla en profundidad.

Quizás la razón principal por la que se piensa así sea por nuestra inveterada manía de conceder más valor a lo antiguo que a lo moderno. Y es que el aficionado a los toros es, en esencia, "tradicionalista" y valora siempre más el ayer que el hoy. La sempiterna enemiga de esos aficionados contra todo lo que "huela a nuevo" pueden explicar la inquina contra el cite de perfil.

Para Raúl Galindo, explica muy bien en su libro "El toreo, en teoría", las razones por la que a los aficionados nos encandila tanto el cite de frente.:
"En este sentido, lo primero que se nos viene a la memoria es esa ancestral identificación entre toreo puro y toreo de frente y, por otro lado, entre toreo de ventaja y toreo perfilero. Quizás sean estos prejuicios que provienen de la época en que la mera quietud era ya una osadía y mucho más si esta es una quietud que ofrece al toro el pecho en un alarde de entrega y confianza porque el torero parece renunciar a la posibilidad de rectificación  o huida, aportándole al lance o muletazo una gran emoción que se sublima cuando el toro se arranca y pasa junto a él, que continúa inmóvil" (págs. 121-122)
Como señala con acierto Galindo, se atribuye menor riesgo al cite de perfil posiblemente porque, en el cite de frente, el torero se presenta al toro "ofreciéndole" las partes nobles de su anatomía (femorales, corazón, etc.) mientras que, de otra forma, citando de perfil, se presenta el costado.

La cuestión se agrava en el toreo actual en el que se cita, muchas veces, casi de espaldas (cite de nalgas señalan algunos aficionados). Una posición casi idónea -aparentemente- para iniciar la huida y abandonar la lucha.

El torero de espaldas al toro. "Espantá" de Rafael el Gallo.

El cite de perfil tiene también su mérito

Pero no es una lectura correcta. El torero se pone de perfil o casi de espaldas al toro, no para salir corriendo sino para todo lo contrario: para, partiendo de esa posición tan poco ventajosa, mantenerse quieto a lo largo de todo el muletazo.

Hemos dicho posición poco ventajosa y conviene que lo precisemos y justifiquemos. Citando de perfil y, sobre todo, de espaldas con las piernas atornilladas en la arena. el torero tiene una visión más sesgada del toro y menor movilidad en su cuerpo y en sus brazos para defenderse ante un extraño de este o una trayectoria que se salga de la prevista. Está, por decirlo claramente, en posición de desventaja respecto al animal en ese tramo inicial del muletazo.

Por el contrario, colocado de frente, el torero tiene más facilidad de movimientos del brazo para corregir cualquier extraño del animal. Tiene, por tanto, una posición relativamente más ventajosa en ese tramo inicial del muletazo. Digo relativamente, porque en el toreo la mayoría de las supuestas ventajas son siempre relativas.

Lo anterior explicaría el porque se suele citar de frente en los inicios de faena o en los primeros muletazos de cada tanda (cuando no se sabe muy bien como va a venir el toro) para ir buscando una posición más perfilada a medida que avanza la faena o la tanda.

Una colocación que tendría mucha lógica también cara al remate de cada muletazo. En efecto, si bien colocado de frente el torero estaría en posición menos ventajosa en el tramo final del muletazo, parece claro que, en los inicios de faena, eso quedaría compensado con las mayores inercias que todavía en esos momentos puede presentar la embestida del toro.

La situación se invierte en los tramos finales, cuando el toro por agotado, ralentiza su embestida. El torero que se coloca de perfil renuncia al mejor control que la posición de frente le permite en el inicio del muletazo a cambio de mejorar su posición al final del mismo que es cuando tiene que apurar la embestida del astado.

Otro dato que permite también valorar el mérito que tiene el cite de perfil es un aforismo que no por repetido deja de ser menos cierto. Dice así: "Al torero que se pone de frente el toro le pasa por un costado mientras que, por el contrario, al torero que se pone de costado, el toro le pasa por todo el frente". 

Que los pitones del toro pasen primero delante de una de las piernas del torero y luego pasen por delante de la otra, que es lo que ocurre cuando se cita de perfil tal y como se puede comprobar en la foto de Manolete que encabeza este post, entraña un riesgo evidente que no podemos ni debemos obviar.

Llegados a este punto es el momento de que, usted lector, coja una toalla de su cuarto de baño (como hacía por ejemplo Picasso) y compruebe lo que decimos. Si después de esto sigue pensando que el cite de perfil no tiene mérito ni peligro, entonces tiene usted un problema. Pero no se preocupe demasiado, quizás lo único que le ocurre es que ha nacido usted cien años tarde.


Picasso toreando de salón con una toalla y comprobando los matices de las diferentes formas de citar al toro, En la foto, está citando de frente y cargando la suerte. ¡Olé Don Pablo!.

Conclusiones

Como hemos visto, las dos formas de cite (de frente o de perfil) presentan sus ventajas y sus inconvenientes. Ventajas e inconvenientes que debe sopesar el torero a la hora de optar por una u otra y, sobre todo, ponerlas en relación con las cambiantes condiciones del astado que, en cada momento, tenga delante.

El cite de frente nos retrotrae a los primeros tiempos del toreo, cuando ponerse delante del toro era una hazaña. Hoy día lo sigue siendo. Por eso, ese cite sigue emocionando y gustando a los buenos aficionados.

Sin embargo, en nuestros días, el tramo del muletazo que más importa es el remate pues se exige que los muletazos sean largos, templados y ligados. Ahí, en esos muletazos largos, templados y ligados, es donde se escuchan los olés más largos y profundos. 

Quizás por eso, por controlar el remate, los diestros han ido cambiando su posición a lo largo de la historia, buscando más el perfil e, incluso, citando casi de espaldas, aunque en este último caso, a costa de un menor control en el inicio del muletazo y una discutible estética (lo que no es poco y quizás debería reconsiderarse)

No obstante, los públicos que, en general, intuyen con acierto el mérito de lo que ven (aunque sin saber muy bien explicar el porqué) han acogido con agrado estas innovaciones. Por el contrario, los aficionado, más conocedores pero también siempre más atentos a lo que se hizo que a lo que vendrá, somos más reacios a aceptarlas.

Dice un cante flamenco que: "el conocimiento, la pasión no quita".

Digo yo que siempre debería ser así y que nuestro mayor conocimiento no nos debería impedir apasionarnos con todo el toreo. Incluso con aquello del toreo que no nos gusta o nos gusta menos pero que también tiene su mérito.

Como, por ejemplo, el cite de perfil.


sábado, 18 de julio de 2015

El toreo de muleta por Fernando Cámara (II) El trazo del muletazo

Por Jose Morente

No hay mejor teoría que la que se sustenta en una adecuada y contrastada práctica. Fernando Cámara en la Sala Cajamar de Málaga, el pasado 6 de marzo, explicando los movimientos correctos de la muleta en el toreo actual.

Como ya comentamos hace unos días , el pasado 6 de marzo el maestro Fernando Cámara impartió (cual sacerdote taurino y espero que se me perdone la irreverencia pero el toreo es rito o no es) una charla, que no dudo en calificar de magistral, sobre el toreo de muleta.

Desde el muletazo aislado hasta la construcción de las tandas, desde el cite al remate, Fernando desmenuzó todos y cada uno de los matices técnicos que hacen tan apasionante el toreo.

Unos matices técnicos que suelen ser desconocidos por los aficionados pues, en general, nunca ha sido fácil acceder al conocimiento de la técnica del toreo ya que los profesionales han sido tan celosos en preservarlos como los cocineros con sus recetas.

Hoy las cosas están cambiando y, por una parte, las Escuelas Taurinas y, por otra, la buena disposición de los toreros en revelar esos arcanos, están permitiendo al aficionado de a pie entrar en ese mundo tan mágico y fascinante.

Eso nos está permitiendo, entre otras cosas, la revisión de los antiguos cánones que responden a conceptos del toreo ya superados y mejorados y su sustitución por reglas técnicas más adecuadas al momento actual.


Los movimientos de la muleta

En la primera entrada de esta mini-serie, recogíamos las enseñanzas del maestro Cámara sobre el cite, sobre la colocación del torero del frente al perfil.

Según Fernando, la muleta es un instrumento para crear arte. Un instrumento que tiene pico y panza y, por tanto, en el que hay que utilizar el pico y la panza... el pico y la panza y el palillo, el cáncamo y los vuelos.

Tiene -dice Fernando- carácter defensivo. El objetivo primordial es, por tanto, que el toro elija siempre la muleta. Una muleta cuyas dimensiones deben achicarse gracias al movimiento de muñeca

Aunque el torero sigue hoy día dando el pecho al toro, las piernas se colocan ya de perfil para alargar el muletazo. Un muletazo cuya trayectoria debe visualizar el torero antes de iniciarlo.

Es importante recalcar que, tal y como hace un torero tan emblemático como José Tomás, la muleta en el toreo actual adopta una posición totalmente oblicua. Lo importante es que eso se hace para acercar el toro al cuerpo del torero, no para alejarlo. Al contrario, la muleta plana es la que, al contrario de lo que se piensa, permite más fácilmente su uso como pantalla de modo harto defensivo.

Es eso algo que resulta difícil de entender para muchos aficionados (añado yo) que confunden esa posición oblicua de la muleta con el uso del pico para, de forma ventajista, eludir riesgos.

En el coloquio posterior (que no se recoge en vídeo) Fernando añadía algunas cosas muy sustanciosas como la confusión que existe entre adelantar la pierna y cargar la suerte. Aclaró que el movimiento correcto implica adelantar la pierna después de arrancado el toro, no antes de la arrancada (lo que exige una cierta distancia en el cite). En cualquier caso, puntualizó que frente a esa forma de torear, entendía que era mucho más correcta y perfecta la posición de perfil, con las piernas en línea o ligeramente retrasada la de salida, lo que es la clave para conseguir alargar el muletazo y ligarlo con el siguiente. Aunque esa cuestión se tratará con más detalle en la tercera y última entrega de esta serie.



martes, 14 de julio de 2015

Dice Barquerito

Por el Sobresaliente

Juli salió a hombros por la Puerta Grande

Este sobresaliente es consciente de que no puede estar a la altura del titular. Ya lo dijimos ayer. También es consciente de su vagancia. Por eso, porque escribir como Juan Antonio Polo es tan complicado y el esfuerzo que nos exigiría a nosotros (no a él) desmesurado, hemos decidido cortar por lo sano. Y la mejor manera de hacerlo es acudir a quien de verdad entiende y sabe de esto. Póngase, por ejemplo, y sin ir más lejos, a Barquerito.

Publica sus crónicas el Diario de Navarra. Una, medida y precisa, sobre la corrida y otra, minuciosa y detallada sobre el comportamiento de los toros. Un lujo para los aficionados.

El quinto se despitorró de forma lamentable al derrotar en un burladero. Un par de días antes un toro de José Escolar acabó descoordinado de manos en el mismo empeño y tuvo que ser devuelto a los corrales. La costumbre de utilizar los burladeros para hacer derrotar a los toros en ellos no es de recibo (Foto Jesús Diges para EFE)

Sobre los toros de ayer dice el gran crítico
"De las 7 corridas de San Fermín vistas, la más desigual fue esta última de Garcigrande. La más desigual en punto a hechuras y escaparate de los toros. No hubo ni dos parecidos. Tres cinqueños y tres cuatreños (...) 
Las ganaderías largas son las únicas que pueden permitirse el lujo de lidiar corridas parejas (...) En la línea más pura del encaste Juan Pedro Domecq, la de Garcigrande es la ganadería más larga, la más regular, la más premiada y la más solicitada. Equilibrar regularidad y largura es muy difícil. Tanto como mantenerse en el tiempo sin acusar los baches propios de la cría de bravo. Medir la vida activa de un semental es tan importante como saber elegirlo. Un error, solo uno, es capaz de dar al traste con el invento que sea. 
Los Garcigrande se han ganado el respeto y la admiración de su gremio –de los criadores del encaste Domecq- justamente por su instinto: abierta de sementales y líneas, la ganadería no ha hecho más que ganar en calidades a pesar de ir creciendo y seguir haciéndolo en cantidad. Toros como el cuarto, el primero, el sexto y el tercero de ayer los firma cualquier ganadero. Solo que en Pamplona están mal vistas dos cosas: las corridas demasiado desiguales y los toros sin trapío ni cara, que fueron cuatro también".
El primero de la tarde. De Domingo Hernández (Foto Javier Arroyo-Aplausos)

Y sobre los toreros, dice
"Padilla desplazó al toro por sistema, le perdió pasos, abusó de molinillos, reolinas y molinetes. Desplantes forzados o no, efímeros, sin convicción. Solo que ese toreo de artificio también fatiga. El efectismo es un tigre de papel".
Desplante de Padilla en el primero (Foto Javier Arroyo-Aplausos)

"Perera estaba lanzado. Le había hecho al tercero la faena mejor de la corrida. Un toro despuntado y justo de respeto, pero bravo de verdad en el caballo. Sacó en la muleta ese puntito díscolo que a veces brota en Garcigrande. El toro díscolo empuja, aprieta y ataca. Nada que ver con el feliz son pastueño del primero. Perera lo toreó embraguetado, a suerte cargada, en muletazos largos, ligeramente abierto el compás, ni de perfil ni el medio pecho, lacios pero poderosos los brazos, temple mayor. Son caro con la diestra, pero el toro, por escobillado, no terminó de provocar a la gente. Contraste tremendo después de seis corridas sanfermineras de pavorosa artillería. A pies juntos, la trenza inverosímil de toreo cambiado. Ni un engachón.".
Perera en su faena al tercero (Foto Javier Arroyo-Aplausos)

"Para El Juli fue el lote menos propicio y lucido. De una ganadería que conoce casi tan bien como el ganadero. Un segundo noblón pero de los que no terminan de romper. Tal vez porque Julián abusara del toreo de poder y por bajo casi desde el arranque. Para eso no tuvo fuelle el toro. El quinto se escobilló al rematar. Dos alcachofas en los pitones. No paró de claudicar. El Juli llegó a asentarlo tras un trasteo casi sin pausas, metódico pero machacón. De pronto, una lujosa tanda con la izquierda. La mejor de la tarde por esa mano. Fue más airosa la primera faena, tan de torero técnico como la otra. Pero contaron casi lo mismo".
El Juli remata una tanda (Foto Javier Arroyo-Aplausos)

Y digo yo

Así copiando descaradamente a Barquerito, hemos hecho la crónica. Con dos ventajas: que el lector puede leer a un crítico que merece la pena y que nosotros nos ahorramos tener que leer a quien no lo merece...

Y no lo merecen, esos periodistas de la prensa nacional que han optado por asumir el estilo tuitero, asesinar la sintaxis, olvidar la buena educación, obviar los matices que presentan toros y toreros y caer de pleno en el lenguaje chabacano y barriobajero. Lo contrario, lo contrario de lo que hace Barquerito.

A ver si toman nota. Si no la toman, habrá que ir pensando en reabrir la Cárcel de Papel taurina para ellos y para sus seguidores.

lunes, 13 de julio de 2015

El toreo peca hoy de insinceridad

Por el Sobresaliente

Pamplona, la plaza llena todas las tardes toree quien toree, lo que permite carteles interesantes y del gusto del aficionado (ayer, Eugenio de Mora, Antonio Nazaré y Juan del Álamosin tener que claudicar ante  el intercambio de cromos de los monopolios ni ante el tirón taquillero de los mediáticos (Foto: Javier Arroyo-Aplausos)

Un contratiempo clínico nos va a privar, en lo que queda de Feria de Pamplona, de las impagables crónicas de Juan Antonio Polo (a quien desde aquí saludamos). Nos toca a nosotros (en calidad de sobresalientes) finiquitar las tres corridas que restan.

Compleja y ardua tarea pues el toreo anda hoy revuelto y ser sincero, como lo es Juan Antonio (que no tiene pelos en la lengua) no es tarea fácil pues corren malos tiempos para quien se atreva a decir la verdad, ya sea torero, ganadero, periodista o aficionado.

No pasa el toreo por una de sus épocas malas, más bien todo lo contrario, pero escasean hoy día aquellos cronistas de antaño capaces de la crítica mordaz pero también del ditirambo más hipérbolico. Elogios que encendían la pasión de los públicos a favor de los mejores. Hoy, nos hemos acostumbrado a contar las cosas con sordina. Los éxitos y los fracasos. Sobre todo, si los éxitos son los de las figuras y los fracasos los de las ganaderías duras.

Al elogio al triunfo del torero puntero lo llaman triunfalismo. A la crítica del mal comportamiento del toro de ganadería dura lo llaman derrotismo.

No voy a hacer por ello crónica de la corrida de ayer. No me atrevo a relatar el mal juego que dieron los toros del Conde de la Maza. Y es que no tengo el valor ni la sinceridad del titular de estas reseñas pamplonicas, Juan Antonio Polo.

Solo diré que la terna estuvo bien. En ocasiones, incluso, muy bien y, siempre, por encima de las condiciones de los toros. Unos toros que ni siquiera eran aptos para la lidia antigua pues esa exige un toro duro y fiero y los de ayer no lo fueron. Tuvieron peligro, cierto es. Pero un peligro sordo. Ese que no llega al público y que no trae premio para el torero valiente y/o lidiador.

Copio un texto de Don Gregorio Corrochano. Quiero dedicarlo a los palmeros de las figuras y a los palmeros de los ganaderos duros. Tales para cuales:
"Las corridas de toros pecan de insinceridad. La insinceridad es el morbo de las corridas de toros. Se ha vuelto la cara a la verdad: Todo es disimulo, ficción y bien lograda farsa con tan vivas apariencias de realidad, que la insinceridad parece sincera. Todos acusan y todos se excusan"
Lo dicho: las corridas de toros, los aficionados a las corridas de toros, pecan hoy de insinceridad.


domingo, 12 de julio de 2015

Toros bravos y pregonaos

Por Juan Antonio Polo

Triunfó Ureña en la corrida de Escolar (Foto: Jesús Diges-EFE)

Pamplona. Quinta de Feria. 11 julio 2015

No sé hasta qué punto era realmente anhelada por la afición la presentación en la Feria del Toro de la ganadería de José Escolar, cuyos éxitos en las plazas francesas rayan en lo legendario, pero en cualquier caso y teniendo en cuenta la ausencia en los carteles de este año de hierros como los de Victorino y Adolfo Martín, debemos convenir que su contratación ha resultado oportuna y nos ha permitido presenciar en la feria el juego del encaste Albaserrada.

Ocurre, sin embargo, que el encierro escogido por el Señor Escolar fue muy desigual. En su presencia: nada tenía que ver el hermoso toro que abrió plaza —y que hubo de ser sustituido por otro del mismo hierro tras topar con un burladero— con la anovillada y casi famélica res lidiada en quinto lugar.

Y en su comportamiento: menos aún tuvieron que ver las incalificables reses integrantes de los lotes de Marco y Paulita con los toros, en este caso sí, que la suerte deparó al debutante Paco Ureña. En cambio, la corrida resultó totalmente pareja en sus incómodas y, en algún caso, casi camarguesas encornaduras.

Comprendo la desazón y el desespero que debe embargar a toreros del oficio de Marco y del arte de Paulita, al afrontar temporadas de casi perpetuo paro sin más esperanza de peso que su comparecencia en la feria sanferminera. Nada pudieron hacer uno y otro con los regalitos que les cayeron en suerte, el tercero fue un autentico pregonao y los demás no le anduvieron a la zaga. La plaza —quizá por razón de paisanajesilenció las actuaciones del torero local. Con Paulita, en cambio, se pasaron. Fue muy pitado en sus dos toros y, en mi opinión, no lo merecía.

Por su parte, Ureña acertó con sus toques al aparente tercero y construyó una faena buena y vibrante a la excelente res que cerró plaza. Sendas orejas, benévola la del tercero y apabullante la del sexto, permitieron al debutante salir en hombros por la puerta grande.

No deja de ser curioso que sean varias las tardes de esta feria en las que los mejores toros hayan coincidido en un mismo lote. Así pasó ayer con los toros de Abellán y hoy con los de Paco Ureña. Ocurre que la suerte de los alternantes con Abellán y Ureña es muy distinta. Mientras Perera y Fandiño no han perdido nada, Marco y Paulita han quedado al borde del precipicio.

Juan Antonio Polo

Cuaderno de notas (LIII) Hacer el avión


"Costurero" de José Escolar (encaste Albaserrada) haciendo "el avión" en la muleta de Paco Ureña en la tarde de ayer sábado en Pamplona, Una corrida en la que el torero de Lorca salió a hombros por la Puerta Grande merecidamente (Imagen: Captura de pantalla de Canal Plus)

Siguiendo ya con la zona ciega vemos que toma una relevancia mayor dentro ya de la embestida: cuando el toro tiene ya el objeto al alcance del pitón y pretende cornearlo. Tanto para el capote como para la muleta, esta zona ciega impediría al toro ver el centro del objeto al que acomete, con lo que tendría que optar por situarse para poder verlo con un solo ojo.

La elección del ojo es evidente: aquel cuyo campo [visual] contenga la totalidad de la figura que el toro tiene delante: torero y engaño, intuyendo el animal la posición de la cabeza que ha de proporcionarle una vigilancia más precisa del enemigo.

Si estamos toreando por el pitón derecho, este ojo sería el derecho, porque en su campo visual está el torero cuando el toro pasa, y viceversa: cuando esto sucede decimos que el toro "va toreado". Al adelantar ligeramente el ojo y el pitón que torean, el animal no tiene más remedio que separar la cara del cuerpo del torero: lo que llamaremos "apertura".

Los animales muy bravos y humilladores, también tienden a bajar el ojo que, digamos, embiste, y por tanto, a perseguir el engaño con el cuerno de ese lado más humillado, haciendo lo que denominamos "el avión".

Raúl Galindo. "El toreo, en teoría" (1ª ed., Barcelona, 2004, Editorial Bellaterra S.L.)


sábado, 11 de julio de 2015

Miguel Abellán

Por Juan Antonio Polo

Desplante de Miguel Abellán en Pamplona (Foto: EFE)


Pamplona. Cuarta de Feria - 10 julio 2015

El presente apunte no puede llevar otro título que el de Miguel Abellán. Y es que el torero madrileño no sólo ha sido el protagonista absoluto de la corrida de ayer, en la que con su actuación ha dado un nuevo golpe de atención —¡y van…!— recordando su presencia en el panorama taurino al público, a la afición y a sus propios compañeros, sino que ha evidenciado hallarse en ese “momento dulce” de estado de ánimo y seguridad en sí mismo tan difícil de alcanzar por los toreros, que le lleva a superar con éxito situaciones que hace sólo unos años habrían rebasado sus posibilidades.

En efecto, Abellán, al que podemos situar cronológicamente en la quinta de El Juli, desarrolló durante años una muy digna —aunque no arrolladora— trayectoria, que fue languideciendo paulatinamente hasta que, tras tomarse una temporada de respiro y recuperar cierta popularidad con su participación —y triunfo— en un concurso de baile televisivo, reapareció el pasado año con las buenas maneras de siempre y una firmeza de ánimo —a prueba de cornadas— de la que hasta entonces carecía.

Ayer, además, tuvo suerte. Se llevó el mejor lote de una seria y bonita corrida de Fuente Ymbro, pareja de hechuras y desigual en su juego, y a fe que supo aprovecharlo. Por encima de cualquier otra consideración, se mostró como un torero inteligente y, aún sin lograr esa faena cumbre que posiblemente mereciera su primer oponente, supo construir y rematar con la espada dos vibrantes y ajustados trasteos, en los que combinó admirablemente el toreo clásico y fundamental con los oportunos guiños y rodillazos sanfermineros, llevándose dos merecidas orejas.

El resto de la corrida fue otra cosa. Los toros, faltos de fuerza y en ocasiones de bravura, plantearon muchas dificultades a sus matadores. Perera logró sus mejores momento en el tercero, un marmolillo al que consiguió “meter en la muleta”, aunque finalmente se diluyera la faena. Por su parte, Fandiño tampoco consiguió culminar con éxito su faena al sexto, res que le propinó una voltereta realmente espeluznante.

En cualquier caso, justo es constatar que el Perera y el Fandiño de ayer no rayaron a la altura a la que nos tienen acostumbrados, personalmente he visto a ambos toreros superar con éxito toros más dificultosos que los de ayer. Y otro tanto puede decirse del ganadero. Tras los triunfos de Sevilla y Madrid, todos esperábamos más de los Fuenteymbro

Otra vez será.


Espectacular la voltereta de Fandiño (Foro: EFE)

Juan Antonio Polo

viernes, 10 de julio de 2015

Los riesgos de la selección

Por Juan Antonio Polo
Iván Fandiño ante un toro de pitones tan pavorosos como todos los que se suelen lidiar hoy en Pamplona (Fotografía de Pidal-EFE)

Pamplona. Tercera de Feria. 9 julio 2015

La tauromaquia —ya lo dijo en su “Taurofilia racial” el poeta y ganadero Fernando Villalón— tiene mucho que agradecer a los ganaderos de los siglos XVIII y XIX, que fueron los que, partiendo de las primitivas vacadas que en estado de semilibertad poblaban sus fincas, iniciaron unas no menos primitivas labores de selección que les permitieran suministrar a las plazas —mayores o de carros, por aquel entonces— las reses que juzgaran más apropiadas en función de la importancia del lugar y de la categoría del festejo. Esta selección, que en principio se limitaba a la mera apariencia física de los toros, se extendió rápidamente a otros conceptos —resistencia, acometividad, movilidad, bravura, etc.— y, consecuentemente, a la aparición de los primitivos encastes y, con el tiempo, a las más o menos definidas castas que configuran a las ganaderías actuales.

Todo esto estaría muy bien… si no fuera porque esas funciones de selección han degenerado últimamente en situaciones realmente aberrantes. Si Madrid impone el toro grande, los ganaderos se afanan en la cría de toros enormes sin atender al tipo y características de su encaste. Si las figuras exigen el toro noble a ultranza, los criadores se dedican a rebajar su casta hasta extremos insospechados y logran la creación de esos toros “tontos” —“artistas” los llaman algunos—, que no saben para qué tienen los cuernos. Y si en Pamplona, Madrid o ciertas plazas francesas gustan los toros cornalones… pues a servirles toros como algunos de los de hoy. El caso es servir al cliente lo que quiera… aunque pase lo que pasó esta tarde.

¿La corrida de hoy? Mejor olvidarla. Los dos primeros toros, sin fuerza y en la línea de la tontería, embistieron cansina —pero incansablemente— a las telas y permitieron a sus matadores, Castella y Fandiño, lograr sendas faenas de muy buen corte, pero sin emoción ninguna, que fueron premiadas con una oreja gracias a las magníficas estocadas con que cerraron su labor. El tercero y el cuarto, más de lo mismo, aunque sin ganas de colaborar —a Talavante ni le vimos—, y los dos últimos, mansos y rajados, estuvieron a punto de doblar  y morir en el ruedo —de muerte natural, claro— antes de que se tiraran a matarlos. ¡Ah! Recordar que el ganadero, Victoriano del Río lidió una gran corrida el año pasado.¿Alguien lo entiende?

Y suerte que todo esto ocurrió en Pamplona y que gran parte del público sanferminero se conforma con la fachada y las apariencias. No quiero ni pensar lo que hubiera pasado en Madrid

Juan Antonio Polo

jueves, 9 de julio de 2015

Los imponderables

Por Juan Antonio Polo

Una terna atractiva, bonita e, incluso, original (Foto de Javier Arroyo-Aplausos)


Pamplona. Segunda de Feria. 8 de julio 2015

El cartel anunciado —Urdiales, Morenito de Aranda y Fortes, con reses de El Tajo y la Reina— era atractivo, bonito e incluso original. Sin embargo —ya se sabe—, de la ilusión a la decepción hay sólo un paso y ese paso, lamentablemente, se dio en la tarde de ayer. Las cosas no salieron como se deseaba. ¿Fue culpa de los toros? ¿Fue culpa de los toreros? No se sabe, pero siendo que ninguno de estos interrogantes tiene una respuesta inequívoca, personalmente optamos por salirnos por la tangente y culpar del desaguisado —antes era muy corriente— a los imponderables.

Y no me hagan ustedes que entre en el significado de la palabreja, pero lo cierto es que el fracaso del festejo no se puede cargar exclusivamente sobre las espaldas del ganadero. Los pupilos de Joselito, muy bien armados todos ellos, en realidad no presentaron dificultades insuperables. Varios de ellos, es cierto, se pararon en el último tercio, pero la mayoría “se dejaron” y hubo uno, el primero, que quizás mereció mejor suerte.

La actuación con capa y muleta del esperado Urdiales ante ese toro fue, sin duda, correcta, aunque si aquilatáramos un poco quizá debiéramos decir “solamente correcta”, ya que el de Arnedo, diestro bregado en las más complicadas plazas españolas, pareció abrumado por una responsabilidad que en Pamplona no existía y su faena pecó de rapidez y careció del asiento y el sosiego del que tantas veces ha hecho gala el riojano.

Tampoco estuvo muy inspirado Morenito de Aranda. Cierto que sus toros no le dieron facilidades, pero no es de recibo la falta de  recursos mostrada por el burgalés —otro tanto le ocurrió a Urdiales en el cuarto— ante unas reses muy paradas que pedían a gritos otro tipo de faena. Está claro que el insistir machaconamente para arrancarles un pase y, logrado esto, quitarles inmediatamente la muleta de la cara, no es el sistema.

Curiosamente, Jimenez Fortes, el menos bregado de la terna, fue el que despertó mayor interés. El malagueño evidenció haber olvidado el cornalón de Madrid y lució el angustioso valor de siempre —voltereta incluida—,  pero al propio tiempo puso de manifiesto unos importantes avances a la hora de estructurar sus faenas, especialmente en lo que respecta a su colocación, mando y parsimonia. Para Fortes no contaron los impoderables y al toro que cerró plaza le enjaretó varios muletazos templadísimos: los mejores sin duda de la tarde. Lástima de la espada le hizo perder la oreja.
Juan Antonio Polo


Gran muletazo de Saúl. Para Jimenez Fortes, los imponderables empiezan a no condicionar su toreo (Foto Javier Arroyo-Aplausos)

miércoles, 8 de julio de 2015

Triunfar a golpe cantado

Por Juan Antonio Polo


El triunfo incontestable de López Simón (Jesús Diges-El País)


Pamplona. Primera de Feria. 7 julio 2015

Aunque hoy día no suela utilizarse en demasía, no está de más recordar que esta expresión ―el triunfo a golpe cantado― definía perfectamente la situación en que se hallaba un torero en racha ante la necesidad ineludible de triunfar en una corrida, una plaza o una feria determinada. Afrontar con éxito una situación de este tipo dice mucho del estado de ánimo y de la fe en sí mismo del torero, algo así como lo ocurrido esta tarde con el diestro López Simón, que salió al ruedo pamplonés dispuesto a demostrar, sí o sí, que sus triunfos de Madrid no fueron fruto de la suerte o la casualidad.

Y a fe que lo demostró.  Se vio desde el primer momento, cuando al quitar por templadísimas chicuelinas puso de manifiesto las excelencias del primer toro de Moral, y lo confirmó a lo largo de toda la tarde en lo que fue un derroche de valor, colocación, claridad de ideas, conocimientos, temple, imaginación y torería. No vale la pena describir sus faenas —para eso están los videos—, pero si consignar la importancia de su aldabonazo, sus tres orejas y su salida por la puerta grande.

La corrida de Jandilla, muy seria y con mucha movilidad, resultó algo desigual. Corretona y un tanto falta de fijeza de salida, fue a más en los siguientes tercios, transmitió y no opuso graves dificultades a sus matadores. 

A Padilla le correspondió el peor lote, pero lo cierto es que el jerezano no tuvo su día. No se entendió con su primer oponente, incomodísimo de salida y, en el cuarto, estuvo a punto de perder los papeles, salvándole de la bronca su sabida complicidad con el público de Pamplona. 

Por su parte, el sevillano Pepe Moral logró muletazos de calidad en su primero, perdiendo la oreja por la espada y por el vicio de eternizar sus faenas, una preocupante manía que afectó también a sus compañeros de terna y en la que, a mi modo de ver, incurre casi todo el escalafón.

Mención especial merece el comportamiento del público. Bullanguero como siempre, siguió con atención el desarrollo del festejo y en todo momento se mostró respetuoso con los toreros. Algo de lo que hay que felicitarse, ya que otro tanto ocurrió en la novillada de anteayer.

Finalmente ruego que me dispensen aquellos que esperasen un comentario mío al festejo de ayer. Quizá no llegue a las exageraciones de Recondo, pero lo cierto es que mi religión me prohíbe asistir a las corridas de rejones.

López Simón hizo derroche de buen toreo.(Javier Arroyo-Aplausos)


Juan Antonio Polo

martes, 7 de julio de 2015

Personalidad y ambición

Por Juan Antonio Polo

Andrés Roca Rey. Gaoneras de infarto (EFE)


Novillada de Feria (5 julio 2015)

La personalidad de Posada de Maravillas y la ambición sin límites de Roca Rey definieron el primer festejo de la Feria del Toro. Y eso que la cosa empezó regular, ya que el esperado encierro de El Parralejo, divisa que se había ganado por méritos propios su tercera comparecencia sanferminera, dio un evidente paso atrás. Cierto que la novillada, pareja y de preciosas hechuras, “se dejó”, pero cierto también que adoleció de una alarmante falta de fuerzas que, como suele ocurrir, devino en esa sosa nobleza, propia de los llamados “toros tontos” −que no “artistas”− característicos de su encaste, por más que su movilidad engañara en algunos momentos a los espectadores. 

Contra esa sosería y falta de transmisión se estrellaron los indudables buenos ánimos del debutante Varea, que se ganó una vuelta al ruedo merced a su contundencia estoqueadora.

Tan sólo un novillo se salvó de la quema. Con nobleza, clase y algo más de chispa que sus compañeros, el colorado cuarto propició el triunfo −frustrado finalmente con los aceros− de un Posada de Maravillas, también en su tercera aventura sanferminera, que no sólo demostró ser uno de los escasos diestros actuales que disfruta de una personalidad definida, sino que plasmó media docena de lentos y templados naturales −auténtico cante grande− que ahí quedaron. Para el recuerdo.

El debutante Roca Rey, un caso aparte, también dejó para el recuerdo un ansia de triunfo espectacular. En novillero-novillero, pero con una prestancia y aplomo propias de un matador experimentado, el peruano no perdonó un quite, peleó bravamente con su incómodo primero–que se dolió en banderillas− y se metió al público en el bolsillo en su faena a la res que cerró plaza, raquíticamente premiada con una oreja. Al margen de su carisma, me impresionó el absoluto dominio que mostró en todo momento con su capote y, en especial, al bordar sendos quites, uno por tafalleras floreadas, y otro, al quinto, con unas gaoneras de auténtico infarto.

Mención aparte merece el atípico público propio de la novillada sanferminera. Más numeroso que en otras ocasiones –tres cuartos largos del aforo−,  consiguió “entrar” en el festejo, fue calentándose paulatinamente a lo largo del mismo y, tras la apoteosis final de Roca Rey, incluso salió toreando por la calle. 

Un positivo paso adelante.

Juan Antonio Polo

lunes, 6 de julio de 2015

Decíamos ayer... Pamplona

Por Juan Antonio Polo

Sanfermines de 1963 (Fotografía de Ramón Masats)

Decíamos ayer −apenas hace un año−, tras haber comentado diariamente desde La Razón Incorpórea el devenir de la feria del toro 2014, que  los auténticos sanfermines no tienen afortunadamente nada que ver con ese desagradable espectáculo que, propiciado por las descripciones de un Hemingway –que, dicho sea de paso, no llegó a captar el fondo de las fiestas ni fue acabado de digerir por sus lectores−, nos sirven año tras año los telediarios nacionales, reiterando esa serie de tópicas, absurdas y desagradables escenas, protagonizadas por elementos foráneos –de aquende y allende los Pirineos− que acuden a Pamplona los fines de semana sanfermineros con la distorsionada idea de que el único objetivo de las fiestas es… emborracharse.

Pamplona y sus gentes… son mucho más.

La gente de Pamplona... son mucho más (Fotografía de Ramón Masats, 1963)
Y al hacerlo, pretendía también curarme en salud y tratar de conciliar mi entusiasmo por estas fiestas… con un perfil de aficionado –el mío− que dista años luz del que arroja el público sanferminero. A mí me gusta el toro de trapío, claro está, pero prefiero el toro armónico, fiel a las características de su encaste, que el gigantesco toro al uso, de cuernas pavorosas y a menudo destartaladas; me gusta que el toro tenga casta y bravura, no genio y mal estilo en sus destempladas acometidas; y finalmente, aunque me gustan los toreros valientes –en Pamplona hay que echarle mucho valor−, prefiero que ese valor vaya acompañado de técnica, capacidad lidiadora y, a ser posible, de arte. Y todo eso también lo encontramos en Pamplona.

El toro de Pamplona de 1963 (Detalle de fotografía de Ramón Masats)
En Pamplona siempre ha habido que echarle mucho valor (Detalle de fotografía de Ramón Masats)
Y otra cosa. Jamás me permití escribir una crónica o crítica sobre un espectáculo que no hubiera presenciado directamente desde el coso. Sin embargo, en esta ocasión, en que circunstancias ajenas a mi voluntad me van a impedir sentarme en mi localidad de toda la vida, me voy a tomar una licencia y, amparándome en los 52 sanfermines consecutivos vividos in situ hasta la fecha (1963 a 2014, ambos inclusive) y en mi sobrado conocimiento de la plaza y el público pamplonés, me permitiré trasladarles en los próximos días unos breves apuntes en los que pretendo destacar aquellos aspectos positivos o negativos que me permitan registrar las cámaras y pantallas del Plus

Por una vez…

Cura de sueño en Pamplona, 1963 (Detalle de fotografía de Ramón Masats)


Juan Antonio Polo
4 julio 2015