jueves, 15 de octubre de 2015

Luis Miguel cierra el círculo (II) Un índice en alto

Por Jose Morente

Un joven Luis Miguel pasea la oreja del cuarto toro de Galache de la corrida del 17 de mayo de 1949 en Madrid. La faena del índice en alto... y del pase circular (Fotografía del Ruedo)


Resumen de la entrada anterior. Decíamos en la entrada anterior, que una vieja aspiración de los toreros antiguos fue, desde tiempos "inmemoriables", torear en redondo cerrando el círculo. O sea, que el toro diera una vuelta completa en derredor del torero bien mediante varios pases engarzados (toreo en redondo) o bien mediante un único pase aislado (pase en redondo o circular).

Vimos que para lograr la primera aspiración ("toreo en redondo") tuvieron los aficionados que esperar hasta la segunda década del siglo XX cuando Joselito el Gallo puso las bases del toreo moderno al torear en redondo (en tanda de 3 naturales) a muchos de sus toros.

Para lograr lograr la segunda ("pase en redondo") hubo que esperar aún más, casi medio siglo más, hasta 1949 mediados del XX cuando Luis Miguel Dominguín puso en circulación el pase circular.

Natural de Joselito en Barcelona (La Lidia, 1916)

Lo que pasó el 16 de mayo de 1949

La Feria de San Isidro de 1949, segunda de la historia, no había comenzado con buen pie. La primera corrida había sido suspendida por lluvia. En la segunda, 16 de mayo y aniversario de la muerte de Gallito, las reses de Manuel Gonzalez, chicas, habían provocado la repulsa de los espectadores que se dirigen sobre todo, no podía ser de otra forma, contra Luis Miguel Dominguín, quien alternaba con Bienvenida y Paquito Muñoz.
 
Y es que Luis Miguel, torero precoz de la cuerda gallista era un verdadero gallo de pelea, plano de ambición y conocimiento de las reses y de las suertes pero -siempre hay un pero- como todo buen torero técnico, Luis Miguel no gozaba del fervor de los públicos ni de los aficionados.
 
Muerto Manolete, el más firme candidato a ocupar el trono vacante del Califa Cordobés era sin lugar a dudas el hijo menor de Domingo Dominguín. 
 
El paseíllo del día 16 con los toreros (Bienvenida, Luis Miguel y Paquito Muñoz) y las cuadrillas desmonterados en memoria de Joselito el Gallo (Fotografía de El Ruedo)
 
17 de mayo. Un corrida con mucho intríngulis
 
Al día siguiente, 17 de mayo, el paseíllo transcurriría en medio de una fuerte bronca dirigida sobre todo, no podía ser de otra forma, contra Luis Miguel a quien acompañaban, ese día, Parrita y Manolo González. "De los veintitrés mil espectadores, veinte mil, por lo menos, están en contra suya" decía Alfredo Marquerie en El Ruedo.


Se deshace el paseíllo, de la tercera de Feria, en medio de una sonora pitada dirigida sobre todo, no podía ser de otra forma, contra Luis Miguel.
La lidia de los dos primeros toros transcurriría con normalidad. En el primero, Parrita había sido ovacionado por su voluntad y Luis Miguel había estado bien con un toro muy parado y agotado pero desafortunado con los aceros.

Agustín Parra, Parrrita, torea al natural en la línea de Manolete (Fotografía del Ruedo)
 
La decoración cambió en el tercero de la tarde  que correspondía a Manolo González. El sevillano que se había presentado en Madrid sólo un año antes de forma triunfal, gozaba del fervor de la afición capitalina. Un quite por verónicas y, sobre todo, la media de remate habían puesto en pie al público. La faena de muleta provocó el alborozo del público. Iniciada con varios pases por alto, enjaretó cuatro naturales que remató con un soberbio pase de pecho que llenó el ruedo de sombreros. La faena siguió con el público encandilado y entusiasmado. Mató con facilidad y le dieron la oreja (algún revistero decía que las dos pero que una la había tirado al albero).
 

Excelente natural del sevillano Manolo González en su faena orejeada al tercero. Manolo González además de arte, derrochaba valor (Fotografía de El Ruedo)

La muestra del entusiasmo del público. El ruedo sembrado de sombreros al final de la faena de Manolo González al tercero de la tarde (Fotograma del NO-DO)
Mientras paseaba la oreja, Parrita le pregunta a Luis Miguel si había visto eso. Luis Miguel le replica que si, pero que ese día sólo se hablará de él.
 
Y en efecto, después de la corrida solo se hablaría de Luis Miguel.
 
La lidia del cuarto, la comienza intentando la larga cambiada de rodillas pero el toro se le frena. Luego coloca tres pares de banderillas.
 
Luis Miguel banderillea al cuarto con soltura. Luego vendría la sonada faena de muleta (Foto de EL Ruedo)
 
La faena de muleta la describe así K-Hito en Dígame:
"Lo inenarrable. Lentamente, parsimoniosamente, corre la mano en unos derechazos que duran media hora cada uno. Son pases en redondo, pero tan en redondo, que no los habíamos visto jamás; el toro describe una circunferencia completa. Con la flámula en la izquierda, repite la maravilla.
Cuando todos estábamos boquiabiertos, se lleva la mano diestra al pecho y luego yergue el brazo con el índice enhiesto

Entradilla de El Ruedo. Un dedo índice en alto: Luis Miguel se proclama número uno del toreo.
Un natural de Luis Miguel al Galache. Como es lógico en un torero de línea natural, Luis Miguel toreaba muy bien al natura (Fotografía del Ruedo)

Con el índice en alto, Luis Miguel se acaba de proclamar número uno del toreo.

El escándalo que se forma es tremebundo. Las Ventas braman. Todos los espectadores están en pie. Flamean los pañuelos, no se sabe si pidiendo la oreja que se concede o en  señal de protesta. Hay conatos de pelea en la sombra. Como dice Andrés Amorós, uno de sus biógrafos, se discute hasta en el callejón.
 
Giraldillo en ABC, sentencia lacónico recordando una dura y cruel frase de Corrochano: "En el toreo es modesto el que no puede ser otra cosa".
 
Años después Luis Miguel explicaba las razones de su gesto a Carlos Abella, otro de sus biógrafos:
"A mí no me trataban bien en Madrid, y cuando vi que el público se volcó de esa manera con Manolo, se me revolucionó el cuerpo y pensé que, fuera como fuera, la figura del día sería yo"
Y lo consiguió. Pero no sólo por el gesto de nombrarse número uno sino, y sobre todo, por lo que hizo en el ruedo. Sigue diciendo el torero:
"Me acordé de un pase circular que había dado en Zaragoza y lo puse en práctica en esa corrida, la primera vez que lo di en Madrid y, al salirme perfecto, me volví y me proclamé el número uno, de lo que no me he arrepentido nunca"
Tan identificado estaba el torero con ese guarismo que para divertirse y molestar a sus enemigos eligió como hierro de su ganadería, un "uno"
 
Un siempre irónico y sarcástico Luis Miguel eligió el "uno" como hierro de su ganadería.
 


Lo importante
 
Lo del gesto tuvo su miga y su gracia pero lo verdaderamente importante es que, en la tercera corrida de la Feria de San Isidro del año 1949. el diestro Luis Miguel Dominguín desempolvó o recuperó o reinventó el pase en redondo completo, el pase circular.
 
Lo hizo con el cuarto toro de la tarde Sacristán nº 60, de la Viuda de Galache, negro girón y calcetero, "rebosante de casta y nobleza" según Areva.

Lo relataba Don Justo en el Ruedo:
"Ante el asombro de los espectadores y la admiración de los más veteranos aficionados, Luis Miguel llevando al galache embarcado en la muleta, y tirando suavemente de él, le hizo describir sobre el albero una circunferencia completa en torno del torero quien, sin descomponer la figura y construyendo el punto céntrico del círculo, remató el pase sin interrupción en el mismo terreno donde le inició"
Natural de Luis Miguel al cuarto de la tarde, visto por Antonio Casero en El Ruedo
 
Había nacido el verdadero pase en redondo completo, el pase circular.
 
Hoy la proeza no nos lo parece tanto, pues ya estamos habituados pero a los espectadores de la época aquello les produjo verdadero asombro.
 
Asombro que se trocó en estupor cuando Luis Miguel levantó el índice.
 

El toreo de muleta de Luis Miguel (tanto por la derecha como por la izquierda) tenía su ápice en el muletazo largo y mandón (muy largo y muy mandón) como corresponde a un torero de línea natural y de corte gallista. Tan largo y mandón como el derechazo de la foto (Extraído del libro Cuando suena el clarín de Corrochano). No tiene nada de extraño que fuera él quien llevó a las plazas el pase circular. Ese pase en redondo completo que, los viejos aficionados de finales del XIX, decían -o soñaban- que se lo habían visto dar a Cayetano Sanz.
(Continuará...)
 

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