sábado, 18 de junio de 2016

Cuaderno de notas (XCI) Los cites de Pepe Luis eran inefables

Naturalidad. La misma postura de piernas y de cuerpo que tendría en la Campana hablando con un amigo. Así era el cite inefable de Pepe Luis Vazquez

Pepe Luis -desciendo a un detalle que interesa mucho a los estudiosos- no citaba ni con los pies juntos ni con el compás abierto; citaba en la misma postura de piernas en la que él solía estar en pie y en que se le encontraría en cualquier otro quehacer: Y lo hacía, además, con el cuerpo en igual posición de verticalidad que si se hallase conversando ante la barra del café de Correos, o en la esquina de la Campana, con un amigo, sobre un tema sin urgencias.

Lo llamativo de Pepe Luis era, precisamente, su falta de intención de llamar la atención, su naturalidad. Lo que -aunque parezca una petición de principio- es natural de toda naturalidad. Lo que torea es la inteligencia. Lo demás -la muñeca, la cintura, las piernas- han de ponerse a su servicio y ocupar un lugar secundario y discreto. En el cite, pues no ha de aparecer parte alguna del cuerpo en papel de protagonismo: más bien, han de hallarse en total disponibilidad, prestas a servir a lo que la inteligencia mande en función de la embestida del toro.

(...)

En el sitio y la distancia precisos, alineada la muleta con la cadera y aguardando al toro mirándole de frente, como se aguarda a un amigo, "a las aladas almas de las rosas del almendro de nata": así era la convocatoria al embroque de Pepe Luis.

ARAÚZ DE ROBLES, Santiago "Pepe Luis-Meditaciones sobre una biografía" (1ª ed., Madrid, Espasa Calpe, 1988. Página 124)

Nota de LRI: Hoy cuando queremos encerrar al toreo en moldes estrechos y asfixiantes (el propio Araúz de Robles, en su biografía sobre Pepe Luis, lo pretendía) no está de más recordar ese cite inefable del maestro de San Bernardo, con la muleta alineada con la cadera, Con la muleta a la altura del cuerpo. El cite clásico. El de las más viejas, rancias y añejas tauromaquias. Sabor de siglos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

así era, y debe ser el toreo,la difícil naturalidad,el toreo es un arte, eterno, pues no se puede forzar, fluye como las olas del mar, rompen en una playa, sin aspavientos, ni trucos a la galería,abrazo

Jose Morente dijo...

Anónimo:

Pues sí y no. Tan arte es la naturalidad aparentemente no forzada como el esfuerzo aparente.

Tan arte es lo clásico como lo barroco. Lo apolíneo como lo dionisíaco.

Creo.

Un saludo